A la parrilla....

La parrilla en la que Andrés atiza el carbón de encina, se encuentra al fondo de la sala y desde alguna de las mesas se tiene vista directa al constante quehacer de Andrés. Excelente ventilación y tiro de la chimenea, en la sala no hay un ápice de humo ni olor al mismo.
El secreto del Cervantes es la excelente carne que es tratada con mucho mimo y esmero.
Comimos unos calçots (cebolletas tiernas) hechas en la parrilla a fuego vivo, fenomenales, tiernos y dulces. Seguimos con un entrecot acompañado por una alcachofa a la brasa y una patata asada, la carne en el justo punto de cocción que pedimos cada uno.
Un solo postre, tiramisú hecho en la casa, 2 cervezas, vino de la casa un Ribera de Duero correcto, agua 3 cafés.
Chupitos de orujo invitación de la casa

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