No cambia un ápice el sello de identidad de este asador, la calidad de las carnes que ofrece y el mimo que pone a la hora de asarlas hace que tenga una clientela fiel.
Si algo hay que recriminar es la carta de vinos muy corta y con vinos anticuados, 2 o 3 riojas 1 o 2 riberas 2 o 3 penedes
Como aperitivo y sin pedirlo ponen aceitunas, paté y tostaditas y una morcilla y un chorizo.
Pan tostado, ajo y tomate para untarlo con un buen aceite.
Pedimos una ración de calçots y una de alcachofas para compartir, estábamos en mitad de la temporada de estas hortalizas, y seguimos con churrasco y entrecot, cada una de las piezas solicitas con un punto de cocción distinto ambos platos con una patata asada como guarnición.
De postre tiramisú casero
Cava Llopart brut nature
Dos cafés e invitación de chupitos de orujo.

La parrilla en la que Andrés atiza el carbón de encina, se encuentra al fondo de la sala y desde alguna de las mesas se tiene vista directa al constante quehacer de Andrés. Excelente ventilación y tiro de la chimenea, en la sala no hay un ápice de humo ni olor al mismo.
El secreto del Cervantes es la excelente carne que es tratada con mucho mimo y esmero.
Comimos unos calçots (cebolletas tiernas) hechas en la parrilla a fuego vivo, fenomenales, tiernos y dulces. Seguimos con un entrecot acompañado por una alcachofa a la brasa y una patata asada, la carne en el justo punto de cocción que pedimos cada uno.
Un solo postre, tiramisú hecho en la casa, 2 cervezas, vino de la casa un Ribera de Duero correcto, agua 3 cafés.
Chupitos de orujo invitación de la casa