Se encuentra en el meollo del ambiente albaceteño, en C/ Purísima.

He pasado varias veces por la puerta a la hora de comer, pero nunca he entrado pese a que es muy chulo. ¿Por qué? Porque está especializado en tapas mediterráneas creativas y arroces, que la verdad no es lo que más me seduce comer en Albacete. Pero había un aviso en la fachada muy sugerente, que rezaba algo así como: “L’arruzz les trae los mejores platos de la gastronomía española, en esta ocasión, cachopo con pimientos” y con una foto de esta mítica creación asturiana. ¡Ostrás! ¿Y si nos comemos un cachopo?

El local es muy guapo. Se han gastado pasta en la reforma. Moderno, luminoso, fresco. Blanco, sobre todo blanco, pero con piedra y madera. Se está muy a gusto.

Venga, dos entradas ligeras y un cachopo a medias, que dicen que es muy grande.

• Timbal de tomate, anchoas del Cantábrico y boquerones en vinagre.
• Ensalada de pollo crujiente, naranja y salsa amostazada.
• Cachopo.

Bueno, pues todo estaba correcto y tal, pero un tanto impersonal, globalizado. No se puede decir que comiéramos mal, qué va, pero con las opciones que hay en Albacete, no creo que repita. Ojo, que si viviera en Albacete, posiblemente sí lo haría, por cambiar de registro de vez en cuando.

Bebimos una botellita Yugo Crianza 2011, un tempranillo de Socuéllamos, D.O. La Mancha, que tiene una RCP morrocotuda.

Servicio… pues como la cocina: atractivo, correcto, impersonal…