Comida en WHITBY, en la parte alta de la calle Almagro, local bonito, un esquinazo de dos plantas, con una decoración muy cuidada en plan rústico-industrial. En la planta baja una gran barra, sofás y mesas bajas donde se pueden tomar pinchos o hacer “afterwork”. En la planta alta, abierta sobre la inferior, está el restaurante propiamente dicho. Carta no muy extensa, de corte mediterráneo con platos que invitan a compartir y así lo hicimos. 2 personas, tomamos croquetas de jamón, buen sabor pero un poco apelmazadas, a mí personalmente me gustan con el interior más líquido; unos huevos rotos con parmesano, ibérico y trufa, plato fallido por culpa de las patatas que estaban un tanto revenidas; y por último un risotto de rabo de toro, servido en una cazuelita con tapa que estaba francamente bueno, lo mejor de la comida. Para beber un Melquior Crianza servido bien de temperatura, aunque en unas copas mejorables. Servicio atento. Manteles individuales y servilletas de papel. Restaurante lleno a pesar de ser un día entre semana, ambiente un poco pijo con muchos encorbatados de mediana edad de oficinas de la zona. Sin postre, pero con un café y una infusión pagamos casi 60 euros. Relación calidad-precio regulera. En conclusión, un sitio modernillo y bien decorado, en la onda de Casa Mono, La Mucca y similares, con una cocina que cubre el expediente pero poco más.
El local esta pensado para gente joven. El amabiente era muy juvenil asi como la carta ( tapeo y segundos platos a precios contenidos aunque tampoco barato). Hay dos plantas y un sotano con los aseos, con lo que para ir al baño, nosotros que estabamos arriba, era preciso ir de excursion 2 plantas y rodear una barra abarrotada de gente a pesar de ser miercoles.
Como digo, estaba,mos un grupo de unas 20 personas en la planta de arriba y dado que el local no es grande nos repartieron en 3 mesas.
Las mesas son muy incomodas con sillas que son mas bien sillones ideales para una copa pero no para comer.
No habia menu organizado y teniamos que pedir a la carta.
El servicio joven y muy atento y en ningun momento nos faltó nada.
Hay una carta de platos y una "mini" carta de vinos y cocteles. Los vinos ( solo recuerdo tintos) se reducen a Enate crianza a 16 euros, Dehesa Gago a 17, tres o cuatro Riberas corrientes con un Matarromera a 46 euros ¡¡¡ y 3 o 4 Riojas con un Sierra Cantabria a 28 ¡¡¡
En las mesas hay unos artilugios que yo solo habia visto fuera de España, para llamar al camarero, pedir la cuenta o anular dichos servicios. Cuando ya habiamos tomado alguna copa, alguno hizo la gracia de pulsar a "ver si funcionaba" y aparecio nuestro camarero instantaneamente:-))
En cuanto a la cena, compartimos:
- Jamon iberico: bastante bueno a 17 euros la racion
- Croquetas: parecian de bolsa pero no estaban mal
- Wok de verduras: bueno
- huevos rotos con jamon. bien pero las patatas eran precongeladas
Segundos:
- La mayoria pedimos entrecot ( el mio muy bueno, en plato caliente y al punto ) o tartar de vieiras ( comentaron que bueno pero escaso). Alguno pidio chipirones ( no sé la elaboracion) y tambien estaba bien. Se acompañó de algun rissoto correcto.
La bebida fue variada y en vinos cada mesa opto por uno diferente: Cune, Dehesa Gago y un blanco que no recuerdo.
No pedimos postres y solo tomamos un GT's de Schweppes Heritage con Ginmare o G'Vine preparadas por un barman promocionando los Gt's de la nueva tónica de sabores. Excelentes sobre todo el de Ginmare con tonica pimienta rosa.
No sé el precio final pero no bajaria de 40-45 euros / pax sin tener en cuenta los GT´s.
En resumen, lugar de moda juvenil, incomodo para los que ya somos "mas maduritos" y "comodones" pero a considerar que el servicio es bueno y con ganas de hacerlo bien. La comida correcta.