Cocina innovadora frente el Pedraforca

Tuve conocimiento de Ca l'Amador hace más de 10 años. Posteriormente y de manera esporádica leía comentarios de personas que lo habían visitado. Y nunca encontraba el momento de ir a pesar de estar a menos de 2 horas de casa e imaginarme un paisaje de ensueño para llegar. Volviendo de un fin de semana a La Cerdanya hizo posible esta primera visita. Efectivamente, para llegar desde la C-58 y una vez dejada esta vía tienes unos 40 minutos hasta Josa de Cadí de un paisaje realmente bonito con el premio del macizo del Pedraforca al final. Encontrar Ca l'Amador en Josa del Cadí no es difícil dado el tamaño de este pueblo donde creo habitan menos de 20 personas Planta baja, decoración sencilla, mesas bien separadas vestidas con austeridad, aforo de unas 35-40 personas, equipo de sala muy amable y cercano encabezado por Jordi, sommelier, que te lleva a la bodega y te ayuda a escoger el vino, con precios muy poco inflados. Éramos dos y sólo uno de nosotros quería hacer el menú degustación. Consultado el cocinero no tuvimos problemas, lo que es de agradecer y animamos a otros restaurantes a hacerlo posible. El menú degustación de platos de la carta, con 8 opciones si es el largo o sin el último plato si seleccionas el corto y 4 postres. Hay que decir que tienes la sensación de que el chef va por libre en el sentido de que presenta unas combinaciones en algunos platos que, inicialmente, piensas que esto no puede ligar. Pero entiendo que un cocinero debe sentirse con la libertad para ofrecer lo que quiera. Y los comensales, con su presencia, marcarán el camino de la aceptación o rechazo. Y en esta ocasión aplaudo la mayoría de platos. Vamos allá...

A la espera de comenzar el menú sirven unas aceitunas y queso. El menú consistió en un original y muy bueno "pulpo de montaña" que en realidad era careta de cerdo preparada como un pulpo a feira, espárrago blanco acompañado de jamón de pato (excelente), los canapés , cinco, todos interesantes, ajoblanco con espuma de melón (interesante), un piquillo relleno de brandada de bacalao correcto, un clásico como es la tortilla de patatas con tártar de vieiras y mayonesa de trufa (muy buena la tortilla y me sobraba la vieira), un gustoso canalón también clásico de la casa y para acabar unos dados de cerdo Duroc rebozados que estaban muy tiernos. Los postres, una esferificación de saúco, helado de mandarina, requesón con arroz salvaje inflado y para acabar un brownie.

Mi acompañante pidió un arroz de montaña con conejo confitado, abundante y muy gustoso y unos postres, texturas de mango, coco y vainilla.

Con Jordi en la bodega escogí un sorprendente por bueno 1018 de la bodega Sanmartí (garnacha y sumoll). En definitiva, vale la pena ir para conocer un restaurante de montaña con una carta innovadora y atrevida, un entorno maravilloso y unos pueblos muy interesantes.

  • Esferificación

    Esferificación

  • Canelón

    Canelón

  • Tortilla

    Tortilla

  • Espárrago

    Espárrago

  • Canapés

    Canapés

  • Pulpo

    Pulpo

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