Visitamos el Cabo Vidío una noche durante nuestro veraneo asturiano mi mujer y el que escribe junto con otra pareja de amigos. Todo un descubrimiento, más aún si contamos con que llevamos desde siempre visitando esta zona tan maravillosa y afortunadamente casi virgen de la costa cantábrica.

De toda la comida destacaría especialmente el pulpo, que preparan con un toque de plancha. Croquetas correctas y pescados para toda la mesa. Ventresca de bonito para mí. No hubo postres ni café. Acompañamos la cena con un par de botellas de Enate Chardonnay 234, aunque en la carta aparecía como Gewürztraminer. Servicio despierto y efectivo aunque quizás con algunos detalles impropios de un lugar que aspira claramente a más, detalles impropios suplidos de sobras con esa ya mencionada frescura.

Acabamos la velada en la terraza exterior, junto al acceso dando cuenta de unos brandys. Una noche así no se puede desperdiciar, menos en Asturias y menos aún después de este Julio que meteorológicamente, padecimos más que disfrutamos.