…aperturar un nuevo restaurante, hace falta conocer la profesión y reunirse de buenos profesionales, camareros, cocineros, pinches, etc.
Parece ser que estas lecciones mínimas, no han sido tenidas en cuenta en este hermoso local, donde durante muchos años fue una tienda de toallas, albornoces y sabanas junto al teatro Olympia.
No cabe duda que el restaurante/bar de copas/tapas, es ciertamente bonito, por eso reserve hace unos días y por eso celebre San Valentín, pero me equivoque, le di una oportunidad que no merecieron, por precios, por servicio (de lo peor que recuerdo), por sus mesas hacinadas, por sus sillas de plástico (veremos quién se sienta en verano), por sus manteles de papel estilo Foster, por su ignorancia supina a la hora de servir, olvidos incluidos, por sacar el calabacín relleno de ragú frio, casi congelado, por no servir pan, por no dedicar una sonrisa para paliar el mal servicio.
No creo que vuelva por allí, aunque les deseo que sepan rectificar, que eleven el placer del paladar a una buena experiencia y que lo importante sea el disfrute de los cinco sentidos, no solo el de la vista.
Por cierto, como puede llamarse Vinotinto y no saber tratar ni servir el vino!!!
Para los que os queráis dar una oportunidad, no dejéis de visitar su sótano, han sabido rentabilizar el espacio con una preciosa cava y zona de cata.
El precio que cito es sin postres, dos picaditas, dos segundos y un humilde Viña Mayor crianza.
Saludos