Mas antiguo que Botín

Anuncian su fundación como casa de comidas en 1702, cuando Fuencarral era un pueblo importante y entrada norte de Madrid.

Tienen muchas manías de vieja casa, y camareros resabiados, pero eficaces y atentos. Pero en esta última visita me sorprendió el cuidado que tenían con las materias primas. Compartimos unas entradas de verdinas con langostinos, con un punto extraordinario, y un toque como de tomate y zanahoria. Muy buenas. Los callos a la madrileña son legendarios en esta casa. Con mucho morro y buen picante. Muy buenos. Las setas de cardo eran realmente de campo, pequeñitas y sabrosas. Una delicadeza. El conejo al ajillo es otro de los clásicos de Casa Pedro. No va frito, sino asado al horno, casi churruscado, con patatas asadas y una salsa al ajo. De postre, requesón con membrillo. Pero qué requesón, y qué membrillo. Muy caseros y muy ricos. La carta de vinos es muy sólida, con todos los precios entre 16 y 500 euros. Tomamos dos botellas de Barón de Ley reserva 2015 por unos muy razonables 17,50 euros. Copas de brandy 1866 a 10 euros. Incómodo siempre el pagar 2,50 por el 'cubierto', aunque sirven unos panecillos deliciosos y aceitunas de Campo Real . Un gran mesón de cocina tradicional, con la elaboración y las materias primas bien cuidadas.

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