En medio del área industrial y de negocio de Fuencarral (futura prolongación de la Castellana) se encuentra el Hotel Villamadrid en donde está ubicado el Restaurante La Pirámide (nombre que se origina por la forma de la techumbre de la sala de eventos). La sala principal es amplia con gran separación entre mesas, decoración moderna sin pretensiones y servicio de sala atento, proveniente en varios casos del equipo de El Espigón.

Carta de vinos poco novedosa con precios excesivos, nos decantamos por CAMPILLO CRIANZA (18 euros).

Como aperitivo plato grande de “potaje de garbanzos”.

Como entrantes: “jamón ibérico de bellota” (buen producto, nula presentación, escaso en cantidad y perfectamente cortado); “chicos con huevos rotos” (buenos chanquetes sin más); mientras esperamos la siguiente elección, nos ofrecen para amenizar la espera (gran detalle) “tacos de mero”; y para finalizar un excelente y magnífico “pulpo a la brasa”, excelente elaboración (punto de pulpo perfecto) y un magnifico contraste con entre cocción y brasa. De 10.

Como platos principales (lo bueno se paga): un excelente, soberbio y excesivo “steak tartar”. Carne sabrosísima, cortada a mano en trozos muy pequeños que por el tamaño del conjunto recomiendo que se pida para compartir. La elaboración del aderezo (3 niveles: fuerte-medio-bajo) se hace con carácter previo a la aparición de los entrantes, el huevo está incluido en todo el mejunje, antes de la presentación se ofrece bocado para rectificar aderezo. Finalmente la presentación es junto con cebolla cruda picada, pepinillo y yema de huevo cocido para acompañar. Espectacular, de los mejores de la capital.

También se pidió un “solomillo de buey”, buen producto con excesivo sabor de la salsa y escaso de cantidad. Bueno.

Restaurante desubicado, con buen producto sin excesivas pretensiones, en donde se come de manera agradable.