Agradable descubrimiento

Disponíamos de poco tiempo para comer. Decidimos como tantas veces dejar lugar a la improvisación, motivo por el cual acudimos a la zona en donde esta ubicada la estación de cercanías de El Escorial.

Una vez aparcado el vehiculo observamos un lugar que ya el aspecto externo invita al optimismo. Ojeamos la carta sita en el exterior y vemos un “menú ejecutivo” a 18 € I.V.A. incluido. La oferta nos resulta interesante y nos adentramos al interior del local.
El lugar es muy bonito, ni grande ni pequeño, bien decorado y acondicionado. La distancia entre mesas suficiente. La música ambiental plagada de grandes éxitos de los 70 y 80, gentileza de una emisora británica.

El personal de sala con muchas ganas de agradar nos ofrece elegir mesa. Nos acomodamos junto a la chimenea, lugar desde donde se tiene una perfecta visión periférica del restaurante. Observamos una cuidada y repleta vinoteca. Informamos de que disponemos de escaso tiempo y se ponen manos a la obra. La carta es muy variada y la bodega interesante aunque con referencias clásicas, pero lo que verdaderamente llama la atención son los precios. Nos decidimos por un Prima a 15 €, ni barato ni caro, pero si un precio razonable.

De los platos del menú optamos como primeros por una ensalada con queso mozzarella, tomate, uva y pepino, asi como también por una parrillada de marisco. Antes de la llegada de dichos platos depositan en la mesa una generosa ración de salpicón de marisco asi como sendas porciones de una tierna hogaza de pan de pueblo recién hecho. Se procede a dar a probar el vino a la señora, algo que me encanta… punto que se gana el muchacho. El servicio del vino es correcto, la botella está a buena temperatura y depositada a nuestro alcance. También tomamos una botella de agua.

Empiezan a llegar los primeros sin mucha demora y mi plato de ensalada es generoso y sin complicaciones, eso si, muy refrescante, pero la parrillada de marisco de Mara es para no dar crédito. Marisco fresco, ración compuesta por navajas, cigalitas, gambas y camaroncitos.

Una vez finalizado semejante homenaje nos llegan los segundos, un gallo relleno de pulpo con gulas y 300 grs. de entrecotte de ternera acompañado con unas ricas patatas fritas y pimientos del padrón. El pescado estaba delicioso y el entrecotte era de los que se cortaba con la mirada, una carne jugosa y perfectamente elaborada. Un detalle importante es que el brasero está a la vista; vimos como salía el cocinero a revisar la carne y cuando estaba en el punto que se le había indicado salio, la recogió y se la depositó en el plato al personal de sala.

Los platos cayeron, el vino cayó asi como sendos cafés, quizás lo más flojito. Descartamos tomar postre ya que se nos echaba el tiempo encima, pero me gustó el detalle de que al pedirle si había algún postre de chocolate me dijo que sí pero que la elaboración iba ser cosa de un rato. Nos ofrecieron un chupito y yo accedí a tomar un orujo de hierbas.

Estas pequeñas joyas son las que hay que dar a conocer, lugar bonito, raciones generosas, perfectas cocciones y magnifico sabor, una carta de vinos correcta, precios comedidos, servicio pulcro y un precio muy asequible. El importe con vino fueron 51 € dos personas, es decir 25,50 cada uno.

PD: El menú del día incluía una copa de vino de la casa: Viña Pomal o Legaris, blanco o tinto, agua, pan y postre. Si hubiéramos elegido esta opción, el precio hubiera sido el del menú del día 18€ I.V.A. incluido.

Sin duda que repetiremos y a ser posible por la noche.

Saludos