Ayer vemos la carta por Internet. Tiene buena pinta y, ya que vamos a estar por la zona y no lo conocemos, reservamos.

Pensábamos comer de carta pero no nos preguntan y nos dan una hoja con el menú. Hay bastante para elegir y decidimos pedir el mismo.

Salmorejo. Normal de sabor, mal de textura (le faltaba un pase por el chino). Sin guarnición.

Taquitos de pescado empanados. Pescado insipido, patatas semipaja frías, verduras salteadas muy regulares, cuenco de salsa de tomate buena.

Albondigas de ternera. Sosas, pese a todo no están mal de sabor y textura. Vuelven las guarniciones (patatas y verduras) frias.

Chicharro plancha. Soso, bajo de sabor (¡es chicharro, por dios! solo necesita un poco de ajo y limón), taquitos de un tomate indecente y patatas a lo pobre otra vez frías.

Queso fresco con mermelada. Seco. Queso fresco seco.

Browni. De la época del Cid de lo duro.

De la carta de vinos pedimos un albariño Enxebre de Condes de Albarei que acompaña bien. La botella se factura por 15 E (más 10% de Iva)

Servicio joven, suficiente y sonriente.

Mesas amontonadas siendo imposible mantener una conversación privada sin que te escuchen en la mesa de al lado aunque hables bajo. Es incomprensible, dado que el comedor de arriba está vacio.

Se nos factura un suplemento de 4,55 E (más 10% Iva) porque uno de los comensales en lugar de primero y segundo ha pedido dos segundos.

Total de la factura 59 E.

Hasta más ver.