Muy agradable (excepto el final).

En el centro histórico, en una calle con poco atractivo y no muy transitada, encontramos otra de las cervecerías emblemáticas de Praga, U Medvídků, cuyo restaurante data de 1466.

Es un local enorme, en muy buen estado, y en el que el protagonismo absoluto lo ostenta una preciosa barra semicircular de madera con un formidable y reluciente grifo de Budějovický Budvar. Toda la trasera de la barra está llena de jarras de cerveza y en medio de la misma, la entrada a cocina.

El resto del restaurante está forrado de madera oscura casi hasta el techo, y las mesas, de 6-8 plazas, están separadas unas de otras por unos parabanes en forma de arco de madera de su mismo color y dispuestas de tal modo que garantizan la intimidad.

La cocina, cómo no, tradicional checa.

Fuimos a mediodía y pedimos:

Sopa de cebolla, más ligera que la francesa, no estaba mal.

Salchicha “medio metro” Cigáro con con mostaza y rábano picante. La mejor salchicha que tomé en todo el viaje. Delgada y presentada en forma de espiral (¡medio metro de salchicha!), estaba churruscadita por fuera, con esa tripa crujiente y gruesa, y la carne de dentro, fina, uniforme, jugosa y potente. El rábano me pareció espectacular, le va a la salchicha casi mejor que la mostaza. Ahora que, en mi opinión, o una cosa u otra.

Helado de cerveza, especialidad de la casa. Era una jarra de cerveza igual que las que tomamos, con una especie de granizado meloso de cerveza, amargo, mmmmmm, y en lugar de espuma, nata montada. Qué rico. Un sabor y una textura “no para cualquiera”.

Tomamos un par de pintas de la mencionada Budějovický Budvar, negra. Buena, como toda la cerveza checa, pero no de las mejores.

Servicio muy antipático, incomprensiblemente antipático. Es el talón de Aquiles de la hostelería checa. Parece que te hacen un favor por servirte. Y eso que la propina en teoría deben ganársela y es de lo que viven, pues al parecer sus salarios son muy bajos y lo compensan con ellas.

Un detalle increíble como muestra: pedí una manzanilla, y como únicamente tenían té, les dije que me sacaran sólo la taza con el agua caliente y me lo cobraran como si llevara el té, pues yo tenía una bolsita de manzanilla. Se negaban. No había manera. Le dije que no lo comprendía, que qué problema había, que si no me entendían, que si estaban locos. Y que no. Al final me puse igual de desagradable que ellos, se marcho el camarero supongo que a consultar al jefe, y por fin accedió.

Con lo a gusto que habíamos comido, este último detalle nos dejó un mal sabor de boca totalmente gratuito.

P.D.: el entorno físico lo calificaría con un "7", pero en algún lado debo incluir el servicio, y lo hago en este apartado, bajando en consecuencia hasta un "5".

  1. #1

    Gabriel Argumosa

    Supongo que con tu humanidad y tu tono mañico te cogieron miedo je je je

  2. #2

    G-M.

    en respuesta a Gabriel Argumosa
    Ver mensaje de Gabriel Argumosa

    No te creas, los tipos eran como yo, y eran 4 ó 5...
    Pero de mala leche me vieron, desde luego.

  3. #3

    lsierrar

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    Para otra ocasión, les puedes decir que eres il Capomaggiore della Nostra Verema.

    Saludos

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