No fue fácil reservar mesa - hace unas semanas me dijeron que el sábado noche no habrían (!?) - y hace unos días no atendían el teléfono. Finalmente pude hacerlo por la web El Tenedor (sin descuento porque no era posible al hacerlo con sólo dos días de antelación). Indicar que es el mismo local que hace un tiempo estaba en calle Calàbria, no muy lejos de su ubicación actual.

El local tiene un comedor amplio situado al fondo (no muy íntimo al ser casi cuadrado aunque las mesas son amplias y están bastante separadas) que parece que aun están arreglando (paredes sin pulir, techo que parece el de IKEA...) lo que le hace tener poco encanto y no ser muy acogedor. De todas maneras no es incómodo ni mucho menos y se supone que poco a poco mejorará en este aspecto. Diversas esculturas relacionadas con la cultura y la religión hindú están colocadas de una manera algo aleatoria.

Para empezar traen un pequeño aperitivo de unos chips crujientes parecidos a los nachos aunque más finos y de sabor más neutro acompañados por dos salsas (tipo yogur y agridulce). Este detalle ya lo ofrecían en el antiguo local. Para beber nos decidimos por unas cervezas indias Cobra (3 eur cada mediana, correctas sin más, la típica rubia internacional) y una agua de medio litro (1.80 eur). Como entrantes pedimos 2. BAIGNAN BARTHA: Berenjena ahumada al Tandoor con queso de cabra sobre naan (7.50 eur). Muy rico pero ración muy escasa por el precio. Curiosamente no se notaba la berenjena pero la combinación de sabores y salsas era deliciosa. El otro fueron 2 SAMOSAS (6 eur), uno de sus clásicos. La ración ya era más abundante y quizá me sobraba la salsa que la cubría. Algo difícil de partir. 

Pedimos 2 Currys. Uno vegetal PALAK PANEER: De queso fresco con puré de espinacas (9.50 eur) que nos recomendó el amable camarero. Fue el que más nos gustó. El queso en daditos combinaba con la verdura. Ración ya más abundante y algo picante (lo pedimos medio). Acompañamos ambos Currys con pan NAAN (3.50 eur) en lugar del más habitual arroz Basmati, muy bien hecho, se nota que lo hacen en el horno Tandoor que da nombre al restaurante. Nos sirvieron dos salsas (roja y verde, la primera bastante picante y la segunda aun más). El carnívoro fue KEMMA MUTTER: de cordero troceado con guisantes y curry de cúrcuma, cilantro y comino (13 eur). Muy sabroso aunque poco picante (le tuvimos que añadir). No me gustó la textura tan troceada ya que estoy más acostumbrado a los de pollo. La ración también correcta y ya nos quedamos bastante llenos...

... aunque siempre hay sitio para los postres. Empezamos con la Samosa de chocolate y cardamomo, que consistía en dos 
triángulos de hojaldre rellenos de chocolate con leche acompañados por una bolita de helado (muy parecido al de leche merengada). La ración también se me antojó muy escasa por el precio. Al final nos hizo gracia un batido Lassi de mango y yogur (ver en la foto la curiosa taza metálica...) que se cotizaba a 4.50 eur. Lo más llamativo era que en el líquido flotaban trozos de hielo que parecían rellenos de fruta congelada. Muy resfrescante la verdad.

En resumen, comida india de nivel medio-alto. El local ya lo conocía de antes cuando quizá era algo más asequible. La comida nos encantó y es de justicia hacer hincapié en que la nota ha quedado baja por lo frío del comedor principal (la parte de la entrada está mejor arreglada). Para tenerlo en la lista de los imprescindibles.