Me habían hablado maravillas y no me gustó tanto, es un clásico de Madrid, eso si, pero hay vegetarianos muchisimo mejores en la capital.

Curioso entramado gastronómico en Bárbara de Braganza: en el mismo local tienes dos restaurantes y un espacio para desayunos y meriendas llamado “El Gato Persa”.

Los restaurantes, “La Galette” y “Casa Escondida”, están separados por un pequeño hall, y una vez allí no sabes muy bien en cual te encuentras.

Culinariamente se diferencian en que el segundo trabaja más la cocina internacional, y el primero, al que fuimos, mantiene reminiscencias del restaurante vegetariano que fue pero abierto ya a la cocina “normal” mediterránea.

La decoración también es distinta. La de La Galette es muy especial, como mágica, intimista, con tonalidades naranjas por doquier.

Correctas mesas y separación de las mismas.

Tomamos uno de los completos menús que tienen siempre para grupos, que se compuso de:

• Aperitivo al centro, un cuenquito de Crema de queso azul con bastoncillos de zanahoria.
• Plato de fritos vegetarianos: Berenjena rellena de queso fresco de cabra, al aroma de tomillo y aceite de anchoa, Torre de calabacín gratinado, relleno de arroz salvaje canadiense y Durmiente del bosque, deliciosa croqueta vegetal.
• Linguine de carabinero y marisco.
• Magret de pato en salsa de ciruelas.
• Postre: Brownie cremoso de chocolate negro con helado de vainilla.

Excepto el plato de fritos vegetarianos, que estuvo bastante aceptable, el resto muy, muy mediocre. Los tallarines secos y carentes de sabor, el magret graso en demasía y con una salsa poco afortunada y el brownie muy pesado.

Tomamos un vino anodinio que no recuerdo, sin servicio alguno, en copas mas bien pequeñas y vulgares.

Servicio un tanto atropellado, amable, con cambio de cubiertos constante.

Si alguna vez vuelvo, lo dudo, me centraré en los platos vegetarianos.

El precio es sin vino.