Uno más para añadir a la lista

Recuerdo mi última visita a este restaurante de no hace mucho más de un año, es el típico restaurante vasco donde a la entrada está la barra con una buena oferta de pintxos y más al fondo las mesas del restaurante, lo normal era que tenías que abrirte paso entre la gente que tomaba pintxos en la barra para llegar al comedor.
Este día no había nadie en la barra y en el comedor solo dos mesas, eran cerca de las 3 de la tarde de un sábado impensable tiempos atrás.
La carta es extremadamente corta con lo que la rotación del género es alta, y está centrada en platos típicamente vascos.
De aperitivo nos sirvieron un pintxo de chistorra, de primeros compartimos unas anchoas rebozadas y unas gambas al ajillo, de segundos un confit de pato y un chuletón de buey, 2 cafés, agua y un vino DO Toro, Matsu el Recio servido a buena temperatura.
Vajilla, mantelería y cristalería correctos. Servicio bien.