El Celler de los payeses

En los albores de la pintoresca comarca de La Garrotxa se encuentra este restaurante situado en una casa de payeses en plena naturaleza, nada más salir del coche ya te encuentras con patos, gansos, cabras, pavos, cerdos y demás animalitos campando a sus anchas y mirándote con la suficiencia del que no sabe que al final terminará en un plato, incluso terminamos bautizando a los patos “mira, este es foie, este es magret y este es confit”, decíamos. Ah, y al enorme y cebado pavo le llamamos “trufi”. Coñas marineras. Nada más entrar nos damos cuenta de donde estamos, una decoración que te hace retroceder 50 años, botellas viejas, mesas de madera maciza, lugar auténtico a más no poder.

Ya en la mesa nos encontramos con una enorme fuente de ensalada (muy rico el tomate por cierto), un buen plato de jamón ibérico y una fusta de madera con su cuchillo y sobre ella tres enormes piezas, una de butifarra blanca, otra de butifarra negra y otra de fuet que podrían pesar kilo y medio entre las tres. Justo en ese momento te tren unas enormes rebanadas de un delicioso pan de payés y una fuente con tomates para cortar y untar en el pan, acompañando el embutido. Las tres piezas de embutido realmente buenas, nuestro preferido el fuet. Mientras terminábamos los embutidos, llega a la mesa una bandeja con dos partes de caracoles “a la llauna” y una de caracoles guisados en bandeja de barro. Excepcionales ambos, perfectamente limpios, en un punto de cocción fantástico y con una salsa sabrosa y contundente en ambos casos, aunque nos gustaron algo más “a la llauna”, receta originaria de Lérida. Mojando pan acabamos.

Casi media hora comiendo caracoles sin parar y llegan con una enorme bandeja alta de barro llena de una excepcional arroz caldoso de montaña. Cuando le peguntamos al simpático camarero (un paisano de lo más servicial el hombre) sobre lo que llevaba nos contestó con un sincero y lacónico “lo que le haya echado la cocinera”. Y en efecto, es un arroz con las setas que haya del día, en nuestro caso boletus y níscalos seguro, pero también con algo de cerdo o incluso con alguna volátil de las que pululan por allí. Oigan, el arroz estaba de escándalo. Repetimos. Y si esto no fuera poco, llega el plato fuerte. Ni más ni menos que una bandeja central con 4 enormes peroles de barro, uno con pollo picantón bien rustido, otro con la típica ternera con setas, otro con rabo de toro y el último con los pies de cerdo. Todo estaba fantástico, pero me quedé con la jugosisdad del pollo y sobre todo con la melosidad de los pies de cerdo, que servían enteros y en su jugo. Este es ahora un plato de moda en muchos restaurantes de postín y decíamos tan en broma como en serio que con uno de los pies que nos pusieron (y había como cinco en la ración) sacaban 20 raciones en manitas en uno de estos restaurantes. Absolutamente guslesco.

Oigan, pero no se vayan todavía que aún hay más. Para terminar trajeron una buena ración de gambas a la plancha y cigalas, quizá esto sobra ya que obviamente no proceden de la granja pero se conoce que esta es una forma de terminar muy de su gusto y al final terminamos por hacernos nuestro mar y montaña particular, expandiendo la carne de la cigala sobre el pie de cerdo. Puro vicio, oigan. El postre tampoco destaca por su originalidad, una tarta helada (entera, eso sí), obviamente no casera. Pero qué quieren que les diga, que estaba muy buena y que nos la zampamos. Y que tras semejante atracón de grasa no venía nada mal…

¿Y para beber? Pues bien, ¿cómo vamos a beber mal? No hay carta de vinos y no existe el servicio del mismo, las copas son de lo más normalito pero…al final bebimos francamente bien. Al principio tren un tinto manchego infumable que mejor se vuelven a llevar, pero lo cierto es que en menú incluye Cava Llopart Brut Nature a mansalva, así que…vamos con él. Siempre un buen cava que cumple con su función, ya que funciona con todo el menú. Después nos tomamos un fantástico Hospices de Beaune Meursault 1er Cru Charmes 2000 “Cuvée Albert Grivault” de aportación propia y que estaba delicioso, muy Meursault, graso y con amplitud, con un poco más de acidez hubiera estado excepcional.

Y para el tinto, el dueño tuvo un magnífico detalle, le comentamos que nos gusta mucho el tema y la quedada en El Celler y nos dijo que tenía algunos vinos viejos, señalando lo alto de un mueble y comentándonos que cogiéramos la botella que más nos gustara. Vimos de primera un Torres Gran Coronas Reserva 1982, que tras limpiarlo y abrirlo resultó más que decente, muy clásico, manteniendo acidez, francamente disfrutable. Estos cabernet están a prueba de bombas. Y para el postre echamos un vistazo a la vieja barra y divisamos un Castell de Biart Garnatxa de L’Empordá, la verdad que estas viejas garnachas de la zona son vinos que siempre cumplen. Así pues y como ven, pudimos beber bien en una casa en la que el vino no es ninguna prioridad, pero en la que todo son facilidades. En cuanto a la RCP, pues el precio de todo esto fueron 35€, fantástica sin duda.

Salimos contentos y felices de vuelta a casa, saludando a los animalitos y desde luego que recomendando esta casa a todo aquel que quiera disfrutar de una auténtica cocina payesa, está asegurado comer muy bien y sobre todo no pasar hambre. Y si además te lo puedes montar como nosotros para beber bien…pues eso, que volveremos.

  • Pollo rustido, ternera con setas, rabo de toro y pies de cerdo

    Pollo rustido, ternera con setas, rabo de toro y pies de cerdo

  • Arroz de montaña

    Arroz de montaña

  • Caracoles

    Caracoles

  1. #1

    Jeronimo

    Y eso tras El Celler y el Xado. Pa rebentar!

  2. #2

    EuSaenz

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    Pero si fue ocurrencia tuya, jaja. Yo creo que hicimos bien en ir a conocer este sitio en vez del motero, me pareció de lo más auténtico, no se me olvida la cara de felicidad de Enrique devorando caracoles como un poseso. Yo creo que se comió la mitad el sólo…

    Saludos,
    Eugenio.

  3. #3

    zampallo

    Magnífico restaurante para pasar el día por las montañas de Sant Aniol y darse un homenaje, Pep el dueño es todo un personaje.

  4. #4

    Joan Thomas

    Seguro que no os quedasteis con hambre... jajaja

    Un saludo

    Joan

  5. #5

    Maresme

    Que brutos!!! desde luego que despues del finde que os habeis pegaó teneis las
    reservas aseguradas para todo el invierno jajaja...

    Abrazote

  6. #6

    Maresme

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    No me tenias que invitar un dia?

    Abrazote.

  7. #7

    zampallo

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    Por supuesto, dime fechas y hacemos algo. Un fuerte abrazo

  8. #8

    zampallo

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    Por cierto, cómo se llamaba aquél restaurante que se comía escudella barrejada que me recomendaste?

  9. #9

    Maresme

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    La Rosaleda,pero ya esta cerrado ;-(

  10. #10

    EuSaenz

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    La zona donde está ubicado es preciosa, más todavía ahora en el comienzo del otoño. A Pep nos lo presentó el gran jefe y un tío muy majo, además con el detalle de dejarnos abrir una de sus botellas viejas. Nos gustó el sitio, muy auténtico.

    Saludos,
    Eugenio.

  11. #11

    EuSaenz

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    ¿Hambre? ¡Imposible! Ya la última parte de las gambas y cigalas sobró pero por lo visto si te quedas con hambre te ponen un entrecot para rematar…es un restaurante de los que yo llamo “de terruño”, mucha honestidad en la cocina. Y de esos de “kilómetro 0” que llaman ahora.

    Saludos,
    Eugenio.

  12. #12

    EuSaenz

    en respuesta a Maresme
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    Ya sabes, cuando el Jefe anda suelto no perdona, jeje. Después y de camino de vuelta nos llevó a un sitio para comprar embutidos locales. Bueno, la próxima será Celler+Erizos+Calçots, a ver si este vez te puedes apuntar a todas.

    Un abrazo,
    Eugenio.

  13. #13

    Maresme

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    Los embutidos de la zona y esos caracoles a la llauna son una pasada.
    Sabes que haré lo imposible por conseguirlo,pero cada vez esta peor la cosa ;-(
    Mira lo que me acabo de cepillar,con la casqueria de un par de perdices que ya las
    tengo escabechadas y unos Rovellones (Pinatells) como ves me creais mucha envidia.

  14. #14

    EuSaenz

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    Buena pinta ese arroz, sí señor. ¿Y qué bebes? Bueno, queda más de un año para la próxima, cualquier cosa puede pasar, para bien o para mal…

  15. #15

    Imperial Vs72

    ja ja ja... cómo estaban los caracoles!!! me puse morado... y los embutidos, y luego el arroz, peazo de arroz de montaña, y las manitas y el pollo... pantagruélico!
    cocina honesta a más no poder, pero de sabor

    y, claro, no puede ser que bebamos mal, tenemos una suerte que para qué contar, encontraríamos un vino apañado hasta en el infierno... llevabamos el borgoña, pero encontrar ese Gran Coronas Etiqueta Negra fue todo un acontecimiento

    • Los vinos de la comida

      Los vinos de la comida

  16. #16

    Imperial Vs72

    en respuesta a Maresme
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    y encima volvimos cargados de fuet y embutidos varios!!!

    vamos, que a punto estuvieron de detener el AVE por exceso de peso, "que se bajen los tarugos del fin de semana de excesos"... ja ja ja

    qué bien que lo pasamos!

  17. #17

    Jeronimo

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    Por cierto, recuerdas la hoja de periódico del autocar que paraba en Can Tura? Es la misma que aparece en la web del Celler de Can Roca en el apartado "Nuestra historia, una fábula"
    "A la izquierda, el jefe, Josep Roca padre. Era el conductor del autobús de linea entre Sant Esteve de Llémena y Girona, que tenía una parada delante de Can Roca. En el barrio de Germans Sàbat, un humilde barrio de trabajadores, era conocido como el bar del chófer".

  18. #18

    Jeronimo

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    No recuerdo si me gustaba más chupar el caracol, o chuparme los dedos. Lo cierto es que si no nos hubiésemos reservado al saber lo que venía después, nos los habríamos comido todos.

  19. #19

    Jeronimo

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    No pudimos disfrutar mucho de su presencia ya que tiene a la "tieta" enferma y tuvo que ir a cuidarla.

  20. #20

    EuSaenz

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    Menudo ojo que tienes…lo habías reconocido a la primera. O sea que parte de los genes del Celler vienen en efecto de este otro Celler payés, Can Tura.

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