Ya había estado en otras ocasiones hacía ya tiempo y esta vez quise proponer a mi familia algún otro lugar en Torre del Mar. Tras buscar en diversas fuentes, no tuve más remedio que claudicar y volver a La Cueva, único sitio que, sin asegurar la hora pues lo que reservan es el turno y no la mesa, me acepto una mesa para diez en condiciones de confortabilidad.

Primera conclusión: La Cueva es un sitio de referencia obligada en Torre del Mar por sus méritos y, sobre todo, por la falta de competencia decente en su entorno.

Disponiendo de una larga barra para tapear, para lo que es ideal, dispone de un salón y de cuatro terrazas sobre la acera de un paseo peatonal bastante agradable que acaba en la playa. Todo hasta arriba y con gente esperando, gracias a la llamada previa, nos situaron en una de las terrazas, en un extremo, ubicación que no hubiese estado mal si servidor y sus acompañantes no hubiesen comido oliendo aromas a colillas y desperdicios que traía la brisa por la cercanía del office de recogida de mesas de las camareras. Más concretamente: el cubo de basura estaba justo a mi espalda. Naturalmente sugerí su retirada: respuesta negativa.

Segunda conclusión: Tienen tanto éxito y tanto público que les importa poco recibir malas críticas en lo relativo al servicio que, por cierto, se toma unas confianzas de tuteos, bromas, chascarrillos y toques de hombro impropios, especialmente con clientes desconocidos que le doblamos o más la edad a la camarera.

Es un local de freiduría cuya carta se compone de pescados fritos y a la plancha y mariscos típicos tópicos (almejas, coquinas, conchas finas, langostinos, etc.) y alguna otra cosa como croquetas, tapas y platos combinados. El vino, por entorno, servicio y precio discorde, estaba fuera de opción. Esta fue nuestra experiencia:

- Tapa de ensaladilla rusa: estándar.
- Ensalada de pimientos asados: pichí, pichá... demasiado aceite.
- Berenjenas con miel: demasiado gruesas, nada crujientes, bien escurridas, ricas de sabor mal de textura.
- Croquetas caseras con patatas: las patatas congeladas marca acme incomibles; las croquetas, puede que caseras pero congeladas seguro, eran una masa compacta de vaya usted a saber qué (ausencia absoluta de bechamel) con un exceso de nuez moscada que aún la huelo.
- Mejillones Tigre: correctos y ricos, pero para mí -no lo sé cierto- que son comprados congelados pues son casi idénticos a los que alguna vez compro para casa.
- Calamares a la romana fritos: lo más rico de la comida, muy bien fritos, muy bien escurridos y muy sabrosos.
- Rosada frita con ali-oli: muy rica y sería sobresaliente de no tener en lugar de rebozado una especie de gabardina crujiente que mola para la tempura pero no para el pescado frito.
- Gambas rebozadas, correctas. Desde mi punto de vista son compradas ya hechas tipo Maheso, Mercadona, Aro o similares. Estas deberían haber crujido pero no lo hicieron.
- Pescado blanco (rosada, araña...) variado a la plancha: correcto.
- Jibia a la plancha: dura y gomosa.
- Lubina a la plancha (filete): bueno.
- Postres caseros: Flan con nata (8), Tarta de queso horneada (3), Crema tostada con nata (7), crema tostada con turrón (6). Media de Postres: Buenos.

Tercera conclusión: Es lo que es, plancha y frito precocinado (por ellos o por terceros) a precio y servicio de chiringuito en la playa (mantelería de papel, vajilla cunera, camareros de corre que te pillo y poco cuidadosos...). Creo que el éxito -que lo tiene y mucho- es por tradición e, insisto, falta de competencia apropiada.

Precios aproximados: ración a 10 euros, media ración a 5 euros (con casi la misma cantidad), postres a 3,5 euros, refrescos y similares a 1,50 euros. Total para 10 comensales sin vino: 144,75 euros.

Nota final: A los extranjeros, que son muchos en la zona, les encanta este rollito que no tienen en sus paises y para los locales es un sitio de referencia y encuentro casi obligado. Para los demás, un sitio para comer en Torre del Mar si estás dispuesto a comer muy temprano o a esperar un buen rato.

Saludos.