Restaurante céntrico, en los alrededores del Trinity Collage. Ubicado en un edificio de ladrillo caravista destaca la puerta de entrada pintada de un llamativo color rosa fucsia. Dispone de dos comedores, uno principal en el primer piso y el otro en un piso superior. La cocina y baños en otras dependencias, todo ello en vertical. El uso del cuarto de baño masculino supone una “excursión” hasta el último piso. Decoración sencilla, donde predomina el blanco en paredes y techos (altos). Suelos de madera, mesas sin vestir y con poca separación entre las mismas, aprovechan cualquier rincón para situar una mesa. La sala resulta muy luminosa gracias a sus amplios y numerosos ventanales. El resultado en conjunto queda moderno y agradable, aunque con cierta incomodidad por las estrecheces.

Podríamos catalogar su cocina como tradicional irlandesa de mercado, con un toque creativo, bien cocinada y presentada. Ofrece, al uso local, un menú de mediodía, de dos platos a elegir de entre el menú por 15.95 euros o de tres platos por 19.95 euros. Por las noches (más bien en el horario de nuestra merienda), el menú “early bird” (de 17:30 a 18:30) de dos platos por 19.95 y de tres por 24.95 euros. También es posible a la carta entre media docena de entrantes, otros tantos de platos principales y cuatro o cinco postres. Destacan sus especialidades (no incluidas en el menú del día): tarta de cordero, costilla de ternera con trufa y setas y tarta de queso con mermelada casera. El servicio es joven, atento, dispuesto, simpático y bastante profesional.

La carta de vinos de aproximadamente cuarenta referencias está organizada por tipos, de procedencias diversas: Francia, España, Italia, Chile, Sudáfrica, etc. Las copas correctas y la temperatura de servicio adecuada. En cuanto al servicio del vino, se presenta, prueba y se deja sobre la mesa, aunque en ocasiones se rellena.

Nuestra experiencia fue al mediodía y nos decantamos por un menú de tres platos. Nuestra elección fue la siguiente:
Entrantes:
• Huevo frito de gallina, con puding de pan negro de cerveza Guiness y lecho de lentejas.
• Salchicha de cerdo con guisantes y puré de menta.
Principales:
• Pechuga de pollo asado al limón, con puré de patatas, setas, maíz y avellanas.
• Confit de pato con puré de apio y cerezas estofadas.
Postres:
• Helado de pan negro, con bizcocho y salsa de caramelos Yelowman.
• Coulant de chocolate caliente con helado de vainilla y nutela.

Para beber dos pintas de Heineken (4.95 € cada una) y una botella de Lombeline (26.95 €), un interesante sauvignon blanc de Vin de Pays de Val de Loire. Con los postres un espreso bastante decente (2.95 €).

Aprovechando la oferta del menú de mediodía, constituye una muy buena opción para comer en Dublín. Buena comida, bien cocinada y bien presentada.

El precio final ascendió a 90 euros, incluyendo el servicio.