Restaurante del club náutico sito en la playa de la Albufera. Comedor que goza de unas bonitas vistas al pequeño puerto deportivo y a la playa, gracias a sus grandes cristaleras que van del techo al suelo, de junta invisible. Decoración de ambiente marinero, la mayoría de las mesas redondas y con buena separación entre las mismas. También dispone de terraza en la planta inferior, más propia para comidas informales.
Carta amplia, donde destacan los arroces en todos sus tipos y versiones. El servicio es atento y bastante profesional aunque en algunos momentos un poco lento.
La carta de vinos es corta y clásica. El coperío grueso. No obstante el vino se sirve a la temperatura adecuada, sin más formalismo que el de la prueba.
Fuimos a comer, compartimos unos calamares a la andaluza, mejillones al vapor y una ensalada variada de la casa, luego tres de nosotros nos decantamos por un arroz de señoret (un tanto falto de sabor y cocción) y los otros dos por fideüá (más correcta que el arroz, sin ser destacable). Compartimos dos postres. Para beber dos botellas de un sencillo Nuviana rosado.
La cuenta final ascendió a 113.60 euros, el precio no está mal del todo, pero la sensación general tampoco fue satisfactoria, no entusiasmó.
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