Nunca segundas partes fueron buenas

Ubicado en una casa señorial del centro de Olot con una distribución de mesas muy agradable y una terraza en el patio posterior para unas románticas cenas, este restaurante posiblemente regentado por restauradores que no son de la zona de la Garrotxa ofrece menú y carta. En esta ocasión por ser un día laborable nos inclinamos por el menú del día.
Los primeros platos que pedimos fueron aceptables pero los segundos....
Una pechuga de pollo a la plancha que tuve que devolver a la cocina porque estaba totalmente cruda, y unos pies de cerdo a la brasa que eran hervidos y con un pequeño toque de plancha, brasa o similar totalmente insulsos,sin gusto alguno acompañados de una salsa romesco fuertemente avinagrada y con todos los visos de ser una salsa industrial. Nunca antes había ni comido ni visto en carta alguna los pies de cerdo acompañados con salsa romesco.
Por dos cervezas nos cobraron 5 euros. Postre industrial y buen café.
Con la gran oferta gastronómica que dispone la comarca de la Garrotxa, con su cocina volcánica auguro una corta vida a este restaurante si continua en esta línia. Como ya le sucedió al anterior restaurador que ocupó este mismo local y que ofrecía platos de cocina elaborados quien sabe donde, conservados y envasados al vacio y limitándose a calentar estos platos.
No señores no en la Garrotxa se hace otro tipo de cocina!!!!