Nos costó llegar al restaurante, pues nos indicaban que se llamaba El Crusantero y el cartel ponía Casa Pedro… nada, preguntando se llega a todos lados.
Dividido en dos estancias, nos colocan en una mesa alargada, fuera del comedor de uso 'normal', ya que nos juntamos unos 35 comensales.
Local sencillo con trato amable y comida casera.
Cervezas, me encantó la Dorada, refrescos y 'vino del país' que sirven muy frío y es fácil de beber en estos ambientes festivo-familiares en los que nos encontrábamos… para casa, otra cosa sería.
Nos sacaron infinidad de platos típicos de la zona.
Gofio Canario, que personalmente es de lo menos me gusta de la gastronomía canaria.
Papas arrugás, que me encantaron con su mojo.
Una especie de cocido, con diferentes verduras y carnes, bueno. Usan bastante el boniato que me gustó, sobretodo cuando lo hacen hervido con sal junto a las papas.
Pescadito frito, muy bueno.
Varios bistecs con patatas fritas.
Y alguna cosa más que no recuerdo.
Llevábamos dos celíacas y el trato fue excelente, tal vez porque a la hija de la cocinera se lo acababan de diagnosticar, de todas maneras fueron super amables durante todo momento.
Postres caseros y abundantes y cafés.
Aquí probé el Barraquito que es un café ‘light’ con leche condensada, licor de ron, canela y cáscara de limón, para rebajar la comida.
Aguantaron estoicamente la invasión goda y nos trataron estupendamente.
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