Un lugar especial

Desde luego que el restaurante , el hotel y su entorno no dejará indiferente a nadie. A nosotros nos ha gustado, un día lluvioso que acercaba el lugar a lo idílico ( y también dulcemente melancólico). Servicio amable, dedicado , podían hacerlo ( tres mesas), tras pasadas aglomeraciones ( excelente y cercano trato de Diego) Carta de vinos cortita, pero con la posibilidad de probar algunossuyos que elaboran en Rioja, cuidado con su Dry Rain..¡¡¡. Un menú de 20 euros suficiente y digno que precisa en algunos platos reducción de aceite y caldos grasos...pero que te deja satisfecho. El espacio es único, nada escueto , puede resultar excesivo o no en su decoración , pero acaba resultando entrañable y acogedor ( de noche  debe ser de lo más sugerente). Nos ha gustado, sí, un lugar especial y con fina lluvia , casi mágico..

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