Para ese precio, el mejor.

Visito ese restaurante de cuando en cuando, desde que abrió, y me ha extrañado mucho no ver ninguna reseña en esta web, habida cuenta del interés que para mí tiene. Se trata de un asador poco común, que trabaja a la perfección la carne al carbón asada con espadas, pero que no descuida una carta variada de entrantes y platos menores de un enorme nivel gastronómico, armonizando la calidad con la originalidad y la exquisita presentación. Enunciaré los platos que recuerdo de mayor calidad: ensalada en salsa Mercuri, muy sabrosa y curiosa, una interpretación de la valenciana con toques dulces y de mostazas; revuelto de morcilla y manzana con tortas de maíz, para chuparse los dedos; foie-pan, una curiosa mezcla de crujiente de fínisimo pan relleno de foie de buena calidad con helado de Pedro Jiménez, exquisito; embutidos y carnes variadas a la brasa de carbón, especialmente el buey, de una calidad extraordinaria, capaz de competir con los mejores asadores de Valencia, y ganarle a muchos, servido con verduras asadas y sobre una losa de barro muy caliente para rematarlo al gusto (por si alguien lo quiere pasadito o se enfría un poco); un plato que llaman noodles, que lleva una carne de cerdo troceada que quita el sentido; arroces sugerentes, con otra interpretación, que de los clásicos valencianos ya hay suficientes restaurantes, entre ellos el negro de sepia o el meloso de rabo de toro, siempre presentados de otra manera; los postres maravillosos, muy originales, aunque por los nombres pueda parecer que es lo de siempre: es lo de siempre, pero de otra manera y con gran calidad. La carta de vinos es discreta, pero no vulgar, y los precios bien ajustados. La relación calidad precio es inmejorable, remarco: no se puede mejorar. La última vez comimos un menú degustación con 7 entrantes, dos platos principales de carne al carbón y dos postres, tres botellas de vino para cuatro, café y gin tonic. Todo a 30 EUR por persona. Y los platos eran muy generosos. Es un restaurante muy adecuado para los que quieren probar cosas bien trabajadas, sabrosas y originales sin destrozarse el bolsillo y también para los que nunca se sacian de comer. El trato es amable y correcto y el restaurante está decorado con detalles rústicos propios de un asador, pero muy luminoso, espacioso y muy limpio, que a veces se hecha de menos en dichos lugares. El cocinero se deja ver trabajando tras una cristalera que presenta la brasa, y la cocina al fondo: todo a la vista, no hay nada que ocultar. A echar en falta una carta de vinos más adecuada al nivel gastronómico y con ella una cristalería más fina. Pero a ese precio, no se le puede exigir más. El precio medio está entre 20 y 30 EUR, incluyendo bebida si no te pasas. Tienen menús cerrados muy contundentes y económicos y creo que ahora incluso un menú de tapeo y otro que incluye monólogo en un pub cercano, cuando se da la ocasión. En resumen, para comer siempre hay mejores restaurantes, pero a ese precio yo es en el que más disfruto.

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