Excelente mexicano

Ya son varias veces que he visitado este pequeño restaurante situado a un paso del Viaducto y nunca he salido defraudado. Quizá no tenga vino (o si lo tiene no lo he visto), quizá el ambiente es ruidoso, pero este no es un tipo de restaurante al que se vaya a buscar más de lo que se sabe que se va a encontrar. Servicio amable pero no atento, te explican los platos, te advierten si te puede no gustar, y si hay suerte puedes conversar más detenidamente.

Pequeño comedor, agradable en su decoración, acorde al tipo de comida que sirve, y en verano una terraza no muy acogedora por su estrechez y porque sirve de paso al local. Por tanto, mejor pedir mesa dentro. Música mejicana de fondo, servilletas de papel, cuidado si se va en fechas señaladas por si coincidiéramos con un grupo demasiado "alegre"...

Entrando en harina... mientras pedimos y esperamos a que traigan los primeros, caen los primeros margaritas, bien en copa y temperatura, acompañados por unos nachos con un par de salsas. Compartimos un entrante de queso Huichol, que se sirve templado, de forma que se pueda untar en las quesadillas que lo acompañan. Muy bueno. De segundos, enchilada de ternera con mole (me encanta ese contraste entre el dulce y el picante del mole), muy buena, y unos tacos de ternera (buenos). De beber poco hay, nosotros tomamos cerveza y nos reservamos para otros margaritas al final.

No pudimos llegar a los postres. Lástima que ya no sirvan el sorbete de maracuyá. En la factura no hay sorpresas e invitan a chupito de tequila al finalizar.

La comida es hipercalórica, desaconsejado para regímenes varios, pero muy aconsejable si se quiere probar este tipo de comida.