Restaurante situado en una callejuela adyacente al puente que cruza el Pisuerga.
El comedor esta decorado en un ambiente un poco demodé, mesas vestidas con doble mantel y con la separacion justa, sillas forradas en una especie de terciopelo verde, vajilla y cuberteria correcta y cristaleria pesima.
Hacer mencion a los dos camareros, uno con una edad avanzada que hacia las veces de maitre y tomaba la comanda en la que intentaba venderte todo lo que podia aún a expensas de lo que tu pidieras y por contra el otro, mas joven, educado y amable.
Para compartir pedimos una ensalada de escabechados, 15€, buena, abundante y variada.
Y de segundos, lechazo asado 29,5€, bastante bueno de sabor y punto, se trataba de una paletilla presentada en bandeja de barro y cortada delante nuestro y chuletillas de lechazo, 18,5€, una media docena, acompañadas de pimientos y patatas, tambien bastante buenas.
La carta de vinos es bastante clasica centrada sobretodo en Riojas y Riberas y a precios bastante inflados, optamos por Hito 2008 a 18€, por lo menos nos cambiaron las copas por otras mas decentes, servicio de descorche y prueba y como sorpresa nos dieron el corcho a oler.
Sin hambre para postres terminamos con un par de cafes.
No se come mal, aunque dudo que repita.