El sitio es espectacular y muy agradable. El trato es muy correcto y la comida... Genial. Todo muy natural y el dueño encantador, muy humilde

Menu de 17'50€ en sabado, muy bien calidad precio,vino Raimat y cafe incluido al precio y la suerte de poder comer en la terraza, todo perfecto repetimos seguro.

Animados por el comentario anterior, fuímos a este bonito pueblo (digno de visita) y a este restaurante.
Reservamos el día anterior.
Llegamos puntuales y primera sorpresa, nos colocaron en un espacio tremendamente reducido (abstenerse los claustrofóbicos)en el que había 3 mesas con 7 personas. Sobraba claramente una mesa. Además no funcionaba el aire acondicionado (no empezamos muy bien), con lo cual la sensación desagradable se hacía muy patente.
Era fin de semana y no había menú, así que comimos de carta. Si hay algo que me disgusta mucho es que un camarero cuando terminamos de pedir diga las siguientes palabras: "¿Y ya está?" (sin comentarios).
Comimos:
- Ensalada con jamón con una vinagreta de higos (correcta): mucha hoja de ensalada, unas pocas lonchas de jamón y unas gotas de vinagre de higos (muy sabroso)(8 euros)
- Fesols con bacalao (correcto): poco bacalao (los fesols son alubias típicas de este pueblo) (7,35 euros)
- Cordero a la brasa acompañado de una brocheta de verduras(bien): 3 chuletas de cordero que sabían a brasa (10,60 euros)
- Yogur de la fageda con fruta natural (melocotón) (bien)(cooperativa que está en una hayeda (fageda, en catalán) preciosa: La Fageda d´en Jordá y a la que es de obligada visita si uno va por estos lares. La visitamos por la mañana y degustamos allí los yogures que hacen) (3,20 euros)
- Pastel de chocolate y mermelada de fresa con chocolate caliente (bien) (4,30 euros)
- Vino rosado de la casa (correcto): debía de estar más frio (3,85 euros)
- Pan (1,65 euros)
- Café americano (era una bañera de café y negro, negro) (1,70 euros)
- Infusión (1,65 euros)

Este es el resumen de lo que comimos y lo que ocurrió. Quizás este sitio, con aire acondicionado (o cuando no haga calor) y en un lugar en el que no haya tantas personas en las mesas (cuando salí vi que había otro comedor dentro, pero tampoco muy grande) puede que la comida resulte más agradable.

En el precioso pueblo de Santa Pau, encontramos este restaurante con ubicación privilegiada. Una casa antigua, llena de recovecos, íntima.

Bonita decoración, y servicio amable pero inexperto.

Comenzamos con un Timbal de Arroz (muy bueno), fesols de santa pau con bacalao (excelente), y pasta fresca rellena de berenjena (bueno).

Platos impecablemente presentados, con buena vajilla.

De segundos, dos de pato confitado (muy bueno), y un redondo de pollo con ciruelas (muy bueno).

De postres, tebio de rulo de cabra (normal), y dos yogures de la fageda (buenos).

De beber, un Raimat Abadia y una agua. Sin cafés.

El precio, lo encontré muy correcto: 25 euros.

Por lugar, comida, atención, etc... volveré.