Nunca habia ido a un restaurante estrellado en grupo amplio. Nunca habia ido a restaurante estrellado sin saberlo previamente. Sorpresa tras sorpresa. Cena en mesas de 8 comensales. Ropaje de mesas, copas, cubiertos y servicio que llama la atención por su calidad. Menú cerrado. Para beber Getariako Txakolina (Txomín Etxaniz 2016) bastante ácido, perfecto de temperatura y servicio. En tinto Ontañon crianza correcto. Agua con y sin gas y alguna cerveza a demanda.
Para comer y con unas presentaciones de alto nivel:
. foie caramelizado sobre alfombra roja y helado de malibú: extraordinario foie sobre una lámina de manzana (¿roja?) y complementado con el helado, gotas de cacao, bizcocho de pistacho. Diferentes sabores, texturas, temperaturas. Muy bien.
. pannacotta de txangurro: sobre una base de pan de centeno, tallarines de wakame y un buen txangurro: muy bien.
. merluza sobre trazo de pistacho y su cococha: pescado perfecto de sabor, cocción, punto de sal, pesto de cilantro y esfera de guindilla; y rematado por una cococha. Presentación más sencilla pero producto perfecto.
. pato lacado con manzana en ósmosis: cocción del pato en 12 horas a baja temperatura para evitar deshidratación, praliné de avellana y cilindros de manzana en ósmosis. De nuevo temperaturas, texturas y complementos de sabores.
. texturas de chocolate con helado: con peta zetas, sorbete de frambuesa. Cítricos y dulce en perfecta combinación.
Un disfrute de cena con unas vistas de ensueño aunque lloviera como para no poder hacer fotos. Sitio para volver.