Restaurante de referencia en el Pallars Sobirà, sin duda alguna. Cocina autóctona muy bien trabajada con una carta correcta. Especial mención de las alternativas de pescado fresco, lubina, rodaballo, merluza en un restaurante del Pallars. No es muy habitual en la zona.

Llegamos al restaurante el viernes de San Juan a las 22.00 h y nos “tocaron” dos mesas con familias y niños. No es un buen presagio para empezar pero afortunadamente el ruido no escapó de lo “normal” y en cualquier caso acabaron mediada nuestra cena. La cena por otra parte fue redonda. Pedimos unos entrantes de coca de escalivada con foie salteado y una brandada de bacalao con confitura de tomate y olivada negra. Excelente la coca y muy buena la brandada aunque un pelín excesiva la presencia de la olivada, que no deja de ser muy potente. De segundo un rodaballo al horno y en mi caso un excelso estofado de rabo de buey. La carta de postres viene con diferenciación entre los de elaboración propia, entre los cuales una Sacher con relleno de frambuesa, que es la que pedí, y los que no lo son. Mención especial quiero hacer con los vinos. El nuestro no sé si es un caso muy común o no pero se agradece mucho que un restaurante te dé una solución. A mí me gustan todo tipo de vinos pero me suele apetecer más un tinto y a mi esposa le gustan exclusivamente los blancos. La carta, que me pareció muy correcta, venía con dos opciones de botellas de 3/8 en el caso de blancos, y en el caso de los tintos había opciones de botellas de 3/8 y de medio litro. Opté por una de estas últimas, un Castell del Remei Gotim Bru 2008 (D.O. Costers del Segre) servido a una temperatura óptima.

Finalmente, y solo finalmente, pues no quiero empañar innecesariamente lo que pienso que fue una gran cena, lanzo una pregunta al aire. ¿Resulta muy capciosa la pregunta: “¿Qué me recomienda?” dirigida a un profesional de la restauración? Entiendo que a algunos les debe resultar así. Deben entender que la respuesta obvia si uno ha elaborado una carta es “Todo”. Narro ahora la anécdota sucedida tal como aconteció. En la carta vimos que había rodaballo y lubina. Mi esposa simplemente preguntó ¿Qué me recomienda?” Respuesta: encogimiento de hombros y cara de decir “¿Qué quiere que le diga?”. Es una lástima que puedas no llevarte una buena impresión de un sitio por detalles nimios y la vez tan fácilmente solucionables. Si yo pregunto ¿qué me recomienda? Quizá no espero que me diga rotundamente una cosa y no la otra pero sí que me dé algo más de información, como luego hizo. El rodaballo era de ración , no era salvaje, pero era fresco y estaba estupendo. ¿Tanto cuesta dar esa respuesta a la primera sin que te miren como diciendo “pero qué tipo de pregunta me hace usted”? Prefiero no darle más importancia pero los detalles, en muchas ocasiones, son decisivos para decidir repetir o recomendar. Por lo demás, insisto que fue una cena muy buena.