Cena para 34

Merced al generoso tamaño del comedor, pudimos cenar bastante cómodamente 34 personas ditribuidas en dos mesas. Copas Schott Zwiesel, sin manteles, servilletas de tela pequeñas. Las sillas podrían haber estado algo más separadas. Servicio algo seco pero muy diligente.

El menú previamente pactado y pagado consistió en unos aperitivos a base de croquetas de jamón (muy buenas), foie con tostadas y coulis de frambuesa (bien), pan con tomate y jamón (bien) y "Pata con salsa de Huancayna" (patatitas confitadas, rellenas de salsa de Huancayna, que vendría a ser similar a la mandioca), ligeramente picante y que recordaba a las bravas de Sergi Arola.

Como plato principal, se podía escoger entre solomillo (recalentado y algo duro) con guarnición de cebollitas y unos triángulos de patata y pescado del día al horno. Si no me equivoco, era dorada (buena).

De postre, una correcta tarta de chocolate con nueces.

Para beber, Verdeo 2010, Mas Rabell Alquimia 2010 (calentito) y Segura Viudas Aria. Aguas y cafés incluidos en el precio del menú.

Tuvieron la gentileza de cambiarnos uno de los aperitivos y todos los vinos sin incremento de precio, además de incluirnos el cava por 0,50€/pax. Sin llegar a sobrar, hubo comida en abundancia.

Servicio distante pero muy eficiente. En dos horas estuvimos todos cenados. Aunque la comida no me gustó tanto como a la carta, los asistentes salieron contentos, principalmente por la decoración del restaurante y por el buen servicio.