Restaurante La Tucho en Santander
Restaurante La Tucho
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
41 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.7
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de La Tucho
OPINIONES
3

Con frecuencia la agenda gastronómica se encuentra condicionada por la tiranía de la novedad ó la añada del menú degustación. Pareciera que no eres nadie en esta burbuja gastronómica, si no se ha visitado el último local de la capital ó probado las nuevas creaciones del chef de turno. Cuantificamos visitas, ponemos equis en casilleros, en lugar de focalizarnos en el puro placer, en las historias, en el corazón.

En paralelo existe un mundo real, de gente común que llena restaurantes de los que no se habla. Público que demanda hospitalidad, buen trato, producto y relación calidad precio. Concurrencia que desconoce términos como baja temperatura, josper, liofilizar, roner, pacojet y que no lo necesitan para ser felices degustando.

Uno de esos lugares que describía anteriormente es La Tucho situado a las afueras de Santander, concretamente enfrente del Seminario de Corbán en la carretera que enlaza la capital cántabra con el bello pueblo de Liencres.

Esta historia comienza en 1956 cuando Antonio Gomez San Martin y Juana Soto Anievas ( La Tucho) abren una tienda de ultramarinos con unas pocas mesas para comidas en lo que era una carromatería (lugar para guardar carromatos). Servían con la misma naturalidad y cariño cien gramos de mortadela que tres kilogramos de percebes. Recuerdo a comienzo de los ochenta parar con mi padre para que él blanqueara mientras servidor vaciaba alguna bebida azucarada.

La carromatería se hizo grande, muy grande. Se convirtió hace unos 10 años en toda una casa que ahora gestionan Jose Angel y Gema con sus hijas Vanessa en la cocina y Patricia en la sala. Producto de calidad, preparaciones clásicas y relación calidad precio de las que animan a regresar. La Tucho es marisco y pescado junto con algunas chacinas de Joselito. Sencillez que agrada a la colectividad.

Como no podía ser de otra forma comenzamos con unas rabas. De las mejores de la ciudad y de muchas degustadas últimamente. Buen producto, servido con generosidad. Destacan por una fritura muy limpia, liviana y elegante. La raba como mandan los cánones, sin gota de aceite. Se divisa su calidad antes de degustarla, por su brillo. Con seguridad el aperitivo que más demanda mi corazón, ávido de intentar simular momentos con aquellos que ya no están.

Seguiríamos con unas almejas a la sartén. Ejecutadas de forma costumbrista y popular. Género notable. De los moluscos más suaves en sabor. Me llega a la memoria una cazuela de barro, un domingo por la mañana y una madre que todos los domingos nos servía almejas probablemente de Pedreña cocinadas de forma similar. ¿Puede ser la evocación gastronómica una razón para visitar restaurantes?

Saliéndonos de la línea marinera, probamos el pastel templado de setas. Ligero, algo etéreo. De gusto suave, con poca profundidad, provocando que la vinagreta complementaria se llevará gran parte del protagonismo.

Si hay un pescado que disfruto, con personalidad en cuanto a sabor es el salmonete. Su piel fina le aporta calado gustativo y distinción. Se sirven fritos. De nuevo, mano y sabiduría en la fritura para que resulte pulcra sin ninguna grasa añadida. Se pueden degustar con las manos, mayor sensación marinera.

Se debe acabar con un pescado salvaje para varios comensales, bien realizado a la plancha ó al horno. Rodaballos, rapes, jargos, lubinas, besugos,…En esta ocasión nos decidimos por un rodaballo al horno con un distinguido refrito acompañado de abundante patata panadera. Un pescado del que me agrada esa textura gelatinosa, casi viscosa en las partes cercanas a las espinas laterales donde se concentra una buena parte de gelatina. Cocinado en su punto, jugoso, haciendo que permanezcan los sabores originales y esa textura característica del pez.

En el postre, nos quedamos con ciertas ganas de volver a probar la tarta de hojaldre de Santos. La cercana Torrelavega es una de las mecas del hojaldre desde que se comenzará su relación con esta masa fina allá por los 50. En su lugar probamos una tarta de zanahoria, ligeramente satisfactoria. Debe ser mezclada con el helado para dotarla de cierta frescura, ya que resulta algo seca. Más temprano que tarde, tendremos contacto bucal con la tarta de hojaldre.

Las razones esenciales del éxito de La Tucho resultan básicas. De tan sencillas, uno se cuestiona por qué otras casas no las emplean. Buen producto, elaborado de formas populares y conocidas, con generosidad en las raciones y a un precio moderado. Todo ello acompañado de un servicio cercano, campechano y hospitalario. . Se sabe lo que se hace en esta casa, sin ninguna pretenciosidad.

Más de cincuenta años se sustentan en esas columnas vertebrales mencionadas. Siempre los negocios gastronómicos con tanta vida que siguen llenando semana tras semana me generan admiración y preguntas. ¿Por qué La Tucho sí y otros no? Es sencillo, pero hay que hacerlo.

No siempre se necesitan asombros desde la cocina para cumplir con las expectativas que se cumplen notablemente. Por cierto, buena sobremesa, especialmente con unos gin-tonics preparados de manera sobresaliente.

La Tucho : Tradición popular y marina.

Post completo y fotos en http://www.complicidadgastronomica.es/?p=4702

Diez meses más tarde acudo de nuevo a este local de casualidad, dicho de otra forma, no con perspectiva de ver evolución, solo por coincidencia en una comida profesional.

Entorno ya definido, solo agregar que la zona de barra sigue abarrotada, pero de los dos comedores uno no lleno y las mesas se iban retirando a una hora temprana, algunas sobre algo antes de las 16 horas, lo cual quizás indique que no se consume en la fase posterior al postre.

Tres comensales nos hemos acomodado en el comedor interior, pero junto a una ventana, con una buena luz natural, resultando la mesa amplia y muy agradable. Sillas cómodas.

Hemos compartido:
Rabas de magano: generosa ración, con buen punto de harina y con una buena textura de la carne, pero sin llegar a encandilar.
Anchoas de la casa: la carne, tamaño y textura de su carne, resultaron excelente, el único pero que le encontré, fue que el aceite en mi opinión es mejorable.

De platos:
- Un comensal jargo: grande, con buen punto y que me dio la sensación que tampoco entusiasmo.
- Dos comensales hemos compartido un rape a la plancha; excelente en el sentido estricto de la palabra, en una ración generosísima.

De postres:
Tarta de queso: de buena a muy buena. Mucho mejor que en la anterior visita.
Y dos han compartido una ración generosa de queso de la Jarradilla con membrillo: muy buena, con su sabor especial.

La carta de vinos muy sencillita en número y calidad, en esta ocasión nos han ofrecido varios fuera de la carta, optando por un albariño Paco y Lola (una botella sola, pues dos de los comensales tenían jornada laboral por la tarde). El servicio del vino limitado a abrir, dar a probar y cubitera. En conjunto creo que han mejorado en este aspecto algo.

El servicio de mesa, como en la anterior ocasión, buen ritmo y amable.

El precio de lo descrito, mas una botella de agua, tres cervezas y cuatro cafés, ascendió a 130 euros. A 43 euros, para mí de aprobado, aun reconociendo que los pescados tienen que ser caros, pero no nos hemos salido en nada.

La sensación final ha sido en esta ocasión, que las anchoas y el rape estaban a gran nivel y los postres a buen nivel, pero el queso solo es merito de tenerle para poder ofrecer, lo cual a veces no es poco.

Quizás el tener menos ocupación del local, halla contribuido que al final la sensación ha sido algo mejor que en la anterior visita. Por tanto local a seguir.

Creo que al menos hacía más de 10 años, que fue la última vez que comí en este de local de mesa y mantel.

Se trata de un lugar peculiar y en cierto modo popular, ubicado dentro del Ayuntamiento de Santander pero dista unos 3 Km. del centro de la ciudad, frente al Seminario Diocesano ello de Corban. Local de años de evolución que antiguamente creo que fue el típico local de Cantabria de “tienda para todo” y que en estos momentos, se ha convertido en un lugar para alternar sobre todo a mediodía, para degustar pescados y mariscos prácticamente recién salidos del agua.

Localizado frente una rotonda de la carretera que se dirige a las playas de Liencres, a sus puertas en los arcenes de la carretera es muy difícil aparcar puesto que prácticamente está siempre completo y la casa que alberga en sus bajos el local, dispone de un jardín con un aparcamiento de su parte lateral y posterior, donde los clientes pueden estacionar sus coches, pero que curiosamente observe que en dicha zona, los vehículos que accedían eran todos de alta gama.

La barra de entrada abarrotada con gente conocida y a través la misma se accede al comedor, o mejor dicho comedores, puesto que hay más de un recinto destinado a comer de mesa y mantel.

En esta ocasión un viernes a mediodía nos acercamos tras una reunión laboral seis comensales, que nos acomodan en una mesa amplia, redonda, bien vestida y razonablemente separada de sus vecinas. Buena luminosidad natural del local, la decoración de sus paredes y suelos, sin llamar la atención en uno u otro sentido.

La carta de tipo clásico con predominio de producto y precios al menos en los pescados ligeramente aumentados (recuerdo varios pescados cerca o por encima de 30 euros ración).

No decidimos por compartir al centro:
Dos raciones de morgueras (una especie local fina de navajas) con 12 unidades por ración: finas y muy bien tratadas.
Una ración de Rabas: generosa en cantidad y buenas sin más.
Y una de croquetas, con una buena masa, buen recubrimiento, ración generosa y con dificultad de definir su origen.

De platos:

Tres comensales optamos por una lubina al horno con patata panadera, que se presentó al centro, supongo que para mostrarnos el tamaño del animal, pero que hubo que instar el servicio para que nos la emplatase: en conjunto buena raciones y el nivel del pescado y de la cocina cumplió.

El resto de comensales se decidieron por carne, con raciones más que generosas y que asimismo según comentarios tras instar su opinión, se limitaron a expresar que se había cumplido de forma ligeramente holgada lo esperado.

En cuanto al vino, observe la carta y a mi criterio es parca, con Rioja, Ribera y creo que algo de Somontano en tintos y poquitas cosas más. Tras desistir de ser yo el que le hiciese la elección, al final nos decidimos en conjunto por un Verdejo que denominaron de la casa Oro de Castilla en 2010 y dos botellas de Emilio Moro crianza 2007. Buena temperatura de presentación de los vinos, pero el servicio en sí escaso, sin ni siquiera dar a probar, y mucho menos mostrar el tapón etc... En cuanto a precios en estos momentos me acuerdo que un Pago de Capellanes crianza, estaba a 30 €.

Postres generosos en cantidad, optando la mayoría por postre de hojaldre de una firma de la ciudad vecina de Torrelavega y en mi caso una tarta de queso que no pasó de un simple aprobado.

El servicio de sala “casero y cercano”. con buen ritmo entre plato y plato.

Cerramos la comida con cafés y unos GT tomados en la zona exterior, con varias posibilidades de ginebra pero sin embargo, en cuanto a la tónica se limita la oferta a schweppes clásica.

No puntuaré el capítulo de precios al no saber a cuánto ascendió la cuenta final, aunque sí debo hacer constar que los precios de los pescados eran ligeramente altos.

Impresión en conjunto fue de local para ver y sobre todo “ser visto”, que se precisa reserva si quieres sentarte a comer y que lo que más me agradó fue los entrantes, que se pueden degustar perfectamente en la barra.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar