Cena para ocho en esta sidrería situada en el barrio marinero de Cimadevilla, clásica zona de copeo y sidras. Cenamos en la planta superior. Lo más destacable, las botellas de aceite " La niña de mis ojos " expuestas en una mesita. Eso sí, no podía faltar un buen pantallón con los resúmenes del " fúrgol " ...
La comanda ( hay dos-tres platos principales que no recuerdo, mis disculpas ):
- Croquetas de oricios: doce croquetas muy buenas. Bechamel suave, ligera, dando untuosidad al sabor a oricios.
- Croquetas de ibéricos ( es decir, de jamón ): la única relación con las anteriores es que también eran doce. Bechamel demasiado espesa, jamón mediocre...
- Jamón ibérico: nos lo sirvieron ¡ sin tocino ! Como lo leen, sin tocino. Lo que podía haber sido un jamón decente quedó en una mugre.
- Navajas a la plancha: pequeñas y muy sabrosas, con el toque justo de ajo y perejil. Juguillo para mojar pan.
Los platos principales:
- Lubina a la espalda: media lubina de buen tamaño muy hecha.
- Bacalao con pisto: enorme ración de buen taco de bacalao sin hacer. No poco hecho, no, sin hacer ( y no era sashimi ). Acompañado de patatas al vapor y todo sumergido en pisto ...
- Solomillo de ternera: buen taco de solomillo, al punto pedido. Tenía buena pinta . No puedo decir más porque no lo probé. Acompañado de patatas fritas.
- Bacalao de una forma que no recuerdo : grandes lascas que se separaban perfectamente, en su punto. Ración menos abundante.
- Chopa a la sidra: vale, vamos a aceptar que era chopa. En plan guiso marinero, con el riesgo que eso conlleva, que el pescado quede seco.Pues bien, quedó seco.... Salsa rica de sabor pero con demasiado espesante, así que a los cinco minutos parecía casi engrudo. Y lleno de escamas. Lo mínimo que se le puede pedir a un pescado es que esté limpio. Pues este no lo estaba.
- Arroz con leche: azúcar quemado opcional ( la opción fue no ). Mal, arroz al dente sumergido ( otra vez ) en leche. Acompañado de un botecito de canela tal cual se compra en el supermercado.
- Tarta de flanín, porque eso era, unas cuantas capas de flanín con galleta en ellas. Como era tan apetitosa, ración gigante.
No menos de media docena de botellas de Ovación Verdejo que cumplió su misión.
Sitio para tomar alguna cosa puntual en plan tapeo ( las susodichas croquetas de oricios o las navajas ), sin más. Yo , si puedo, iré a otro lugar.