Un punto canalla...

Tiene este restaurante, de barroca decoración y mesas muy juntas, al estilo europeo. Está situado en una animádísima calle de Mitte donde conviven restaurantes de todo tipo de gastronomías, amén de otros placeres carnales, hecho que no parece molestar a nadie.
Es típico de comidas de grupo y estaba hasta los topes. Cenamos en forma de bufé, costumbre muy frecuente por allí.
De entrantes fríos una buena carne tipo Rosbif con vinagreta de pimienta roja, melón y sandía con jamón (lo de la sandía me dejó cuajado), diversos tipos de ensaladas.
Como caliente una muy original sopa de naranja amarga ("Thyme orange pumpkin soup") que me gustó bastante a pesar de mis iniciales reticencias y de segundos una tajine de pollo y un pescado que no identifiqué con salsa de vino blanco y guarnición de hortalizas.
Un par de mousses, chocolate y mascarpone amaretto, constituían el postre.
Servicio correcto, un Riesling sólo pasable y un Rioja decantado del que pondré un hilo en el foro de vinos. Copas corrientes. Menaje normalillo, llama la atención la convivencia entre mantel de tela y servilletas de papel.
Pan de 2 tipos, blanco y negro, con mantequilla.
En resumen, un lugar bullicioso y animado de comida sustanciosa con influencia de muchas gastronomías.