Acudimos a este local de casualidad, al encontrarnos que estaba completo el restaurante donde inicialmente habíamos pensado comer: el L´Huitrier Pie (otra vez reservaremos). En vista de la excelente climatología, nos sentamos en su agradable terraza (disponen también de un comedor interior elegantemente decorado). La carta, si la tienen, no la vimos, pues a todo el mundo le ofrecían alguno de sus menús. Elegimos el de 49€, aunque la jefa de sala, que se defendía muy bien en español, no hacía más que recomendarnos que cogiéramos el especial de Pascua, que evidentemente era más caro. La comida comenzó con dos aperitivos gentileza de la casa, que nos dejaron indiferentes, seguido de un entrante, un segundo, un plato de queso y un postre. En todos los casos se trataba de platos muy elaborados, si bien los resultados en la mayoría de ellos no llegaban al notable.

Aunque las mesas estaban muy bien vestidas, con vajilla y cubiertos de calidad, las copas eran muy pequeñas. La carta de vinos es amplia, aunque centrada en las referencias locales, y los precios infladísimos (muchos vinos valen 3 ó 4 veces más que en tienda). Elegimos uno de los de precio más asequible, un decente Chateau Pipeau 2007 (Saint-Emilion Grand Cru) por 52€ (después encontramos este mismo vino en la Maison du Vin de la localidad por ¡17€!). En vista de que nos lo querían servir en las copas que teníamos en la mesa, pedimos que nos las cambiaran por otras más apropiadas. Volvieron a los pocos minutos con otras que eran algo mejores, pero también malas. De verguenza lo del tema de las copas, que me parece es un problema generalizado en la mayoría de los restaurantes franceses de precio medio. Inexplicable también que en ninguna de las mesas del local nadie solicitara cambio de copas, y eso que en algunas se estaban calzando botellas de más de 300€. Si alguien acude a este local, mejor que pida agua, aunque por una botella te cobren 7€.