Continuan al frente en este restaurante, tras el fallecimiento de Manel, su esposa y su hija, que siguen dando buena cuenta de los pescados y maricos de la Ría de Betanzos-Sada. Así, en una de mis últimas visitas a tierras coruñesas, previa caminata por el agradable y bonito paseo marítimo de Sada, y tras tomar el vermut, nos dirigimos hacia el puerto donde está situado el restaurante que además dispone de vistas a la Ría y a la zona deportiva del mismo.

La carta se fundamenta en variedad de pescados y mariscos, y una pizarra te indica especialmente aquellos que están disponibles en el día (garantía de frescura), así que nos inclinamos de primero por los percebes y unas cigalas; y de segundo por una hermosa lubina de la Ría cocinada a la espalda. Se anunciaba también centolla de la Ría, Besugo de costa, y Gallo San Pedro.

Los percebes llegaron a la mesa calientes y cubiertos por una servilleta de hilo para que no perdieran el calor. Estaban en su punto. Las cigalas, cocidas, como gusta en Galicia, para que no pierdan ni un punto de su sabor ni de su textura, especialmente si son de un tamaño considerable. De la lubina sólo apuntaré que su carne estaba deliciosa, e incluso aproveché y saboreé la media cabeza de la misma, como también suelo hacer con los besugos que se preparan así. Acompañamos las viandas con un Albariño Gran Bazán Ámbar, un clásico de primera que siempre da buenos resultados, todo ello en una mesa bien dispuesta y con las vistas antes mencionadas.

Añadir, para finalizar, que la nota, con postres y cafés, no llegó a los 65 euros por persona. Era mi segunda visita, y seguro que habrá una tercera!