DEspués de visitar el maravillo enclave del monasterio de piedra, nos dirigimos a comer a este bonito restaurante dentro de la población de Nuévalos.
Pedimos el menú, donde yo elegí hojaldre se setas trufado (muy bueno) y codillo de cerdo, el cual lo reclaman como su especialidad y he decir que no me gustó mucho pues yo creo que estaba re-recalentado y no muy sabroso. Mi mujer pidió ensalada de quesos (normalita) y berenjena rellena de carne (bien). Los postres flojos , mousse de chocolate con almendra machacada en vaso de cristal normal y yogur con frutas naturales ( 2 trozos de manzana).
Pan, agua y una botella de mano a mano 2006 (14 €.) Vino que creo deberían retirar de la carta por añadas posteriores, y que la verdad fue culpa mía no decir nada, pero estaba dando de comer a mi hijo , trajeron el vino, ni le presté casi atención y asentí al camarero, entonces descorchó y luego ya no quise decir nada y aunque el vino no estaba malo ,no estaba del todo disfrutable.
Carta de vinos correcta, copas y vajilla sencilla y servicio amable.
Pedimos 2 cafés bastante flojos, tipo los de restaurante chino incluso en vajilla parecida.
Había otro comedor más bonito dentro del hotel que no dudo que si uno pide a la carta mejore el asunto.
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