Restaurante centenario, situado frente el mar pero desgradaciadamente sin verlo ni olerlo por tener en medio la carretera y la vía del tren.
Local muy bien actualizado, con 3 comedores, servicio próximo y correcto y carta larga lo que, en ocasiones, dificulta escoger platos. Carta de vinos muy correcta.
Compartimos unas buenas mini croquetas de jamón (en cantidad generosa), unos correctos spaghetonis con gambas y una hamburguesa de filete al punto. De postres una terrina de crema catalana y la cena acompañada de un excelente Malleolus, elegantísimo Ribera.
En definitiva, restaurante recomendable sin complicaciones, por ambiente, servicio, variedad, calidad, precio y aparcamiento.
Nos habían hablado muy bien del lugar y nos ha decepcionado. Esperábamos más de la paella, el arroz estaba un poco seco. Pero lo que sobretodo nos ha disgustado es el servicio. A parte de alguna falta de atención al principio, nos han dicho que querían cerrar cuando eran las 17:30h (aceptable, hemos entrado a las 15h) y les hemos pedido 10 minutos para acabar de darle el pecho a nuestro bebé, a lo que han respondido poniendo música tecno a todo volúmen para hecharnos. Nos ha parecido un comportamiento maleducado y inaceptable en cualquier restaurante, pero más en uno de solera donde hemos pagado casi 50€ por cabeza. Si nos hubieran avisado un poco antes como en todas partes, en plan 'en media hora cerramos', nos hubiéramos organizado, pero así de golpe y con esas malas formas nos ha parecido una vergüenza. Muy maleducados, para no volver.
Mi pareja y yo fuimos a comer a la Fonda Marina el sábado 18 de febrero 2017 a las 15:00 Llevamos un tiempo pensando ir, ya que cada año veraneamos en la cuesta de Montgat. Este restaurante ha sido una grande decepción. Aquí describo los motivos: entramos vestidos normales, mi pareja más deportivo, estaba vestido de ciclista y nada más vernos, el jefe de camareros nos miró mal. Una vez acomodados en la parte interior, pedimos 2 ensaladas con bacalao (14€ por persona) y un arroz de la Fonda para dos (19€ por persona) + 1 botella de Vino de Alella Marqués de Santillana (15€), el todo acompañado por pan con tomate. Sufrimos una espera infinita. Primero de todo trajeron el vino......pasada media hora (15:40), pedimos por el pan, y trajeron el pan con tomate, pasada una hora abundante (16:10), con mucha hambre pedimos qué había pasado con las 2 ensaladas y, al solicitarlas, trajeron solamente 1 en porción minúscula (14€!!!!!). La ensalada estaba compuesta por: lechuguina típica Mercadona, frutos secos, un poquito de bacalao, y nada más. 14€???? Un timo auténtico. Pasada una hora y media, a las 16:30h trajeron el arroz; encuentro que 1 HORA Y MEDIA de espera ha sido exagerada y suficiente para hacernos pensar: NUNCA MÁS VOLVEREMOS A LA FONDA MARINA. Encuentro además que la comida deja mucho que desear. Por 92€ finales realizamos que comemos mucho mejor en nuestra casa. El ambiente es agradable solamente por la belleza del antiguo edificio histórico, pero es muy pijo, y los camareros van de sobrado de pijería.
Hace años que voy especialmente en verano por su terraza. Se encuentra en la Nacional II antes de la rotonda que lleva a Masnou.
La carta va variando con algunos clásicos que se mantienen.
De primero anchoas y boquerones(buenos) y habitas con jamón y berberechos (abundantes berberechos y frescos)
De segundo canelones con foie y pollo (sabrosos) y turbot (correcto)
La carta de vinos no es muy extensa pero tienen Aalto desde hace años (eso me pierde aunque en esta visita les falló). Roda reserva 2005 , bien servido y a precio no muy caro.
La terraza en verano (por la noche) es realmente agradable.
La atencion de los camareros, muy buena y sin agobiar.
Resturante para tenerlo en cartera especialmente en verano.
El precio quiza pica un poco alto.