El servicio no está a la altura de la cocina

Acudí al restaurante atraído por el buen nombre de "Ca Sento" en el que siempre he tenido sensaciones potentes (la mayoría positivas y alguna negativa).
Nos sientan en el primer piso,(6 personas) en una bonita mesa de madera antigua. La mitad sentados en cómodas sillas, y la otra mitad, en un bajo y algo desfondado sofá, lo que convirtió su cena en un desesperado intento por encontrar una postura que permitiera cenar con un mínimo de confort. A nuestro lado se encontraba un confesionario que se utilizaba como almacén para las bebidas, lo que resulta algo fuera de lugar.
El servicio, en la línea de lo que se lleva en algunos restaurantes de moda. Falta profesionalidad e ilusión. La técnica brilla por su ausencia, y en este caso no la suplen con amabilidad o calidez, sino con prisas.
La comida me pareció, en líneas generales, de notable alto.
Buñuelos de bacalao, ligeros y crujientes, aunque levemente sosos. (2,50)
Tortilla de patatas, a manera del “rösti” suizo. Sin interés. (2,50)
Langostinos rebozados con salsa Thai. Perfectos de fritura, la salsa Thai no estaba a la misma altura (2,50)
Canelones de setas, Correctos de sabor, pero escasos de bechamel, lo que los hacía algo secos. (2,50)
Ensaladilla rusa. De lo mejor de la cena. Sabrosa y con un correcto punto de cocción de sus verduras. (4,50)
Coca de mozarella. La base de la coca perfecta. Fina y crujiente. (8,00)
Patatas bravas. Más de lo ya visto en múltiples restaurantes de tapas. Cilindros de patata con una gota de salsa y ajo aceite en su interior. Lo más flojo de la cena. (4,50)
Torrija de horchata (4,75), Ganaché de chocolate (4,75) y Tatín de manzana (6,00), a un nivel más alto que los platos salados. Sobre todo la torrija.
Para beber un Syrah de Alvarez Nolting, a buen precio (13,00) y correcta temperatura.
Cafés de Nespresso, y Té verde de “Hacendado” OJO, el saco de té vino dentro de la taza, detalle impropio de un local de categoría madia-alta.