Al sur de Madrid hay pocos locales que se permitan un guiño a la cocina más experimental y desarrollo de nuevas técnicas (más allá por supuesto de restaurantes gastronómicos), sobre estas bases GOCECO se ha hecho un sorprendente hueco a pesar de su arriesgada propuesta.

Local no excesivamente grande en el que la sala está dividida de la barra, servicio atento y servicial, con un difícil acceso a las reservas, lo cual lo dice todo.

Como aperitivo, unas gambas a las gabardinas (buenas sin más).

Empezamos los primeros con unas “Vierias rustidas con suave crema ahumada y Idiazábal”, muy buenas de sabor y de presentación, si bien soltaron algo de agua en el plato, el único pero.

En cambio sí fueron un éxito sin contemplaciones los “garbanzos estofados con boletus”, punto de cocción perfecto en un plato arriesgado, en el que las distintas texturas de los hongos cuajaban de maravilla sobre el guiso de los garbanzos.

De los principales me decante por “Nuestro bacalao ajo arriero”, un plato perfecto en preparación y presentación, dos lomos interesantes sobre una capa de ajoarriero. Muy bueno. Por el contrario, no me llamo tanto la atención el “rabo de toro con reducción de 5 especias”, estaba por supuesto muy bueno de sabor, pero su presentación no me conquistó (la parmentier que lo acompabaña de lujo).

Para finalizar un excelso y sobresaliente “Chocolate blanco con yogurt y tierra de Oreo”. Para repetir sin parar.

Interesante carta de vinos, nos recomiendan “O Viño do Pepiño 2011” un 100% mencia del Bierzo, un tinto potente y carnoso que se elabora con uva despalillada y con raspón en barricas abiertas, posteriormente tiene una crianza de 10 meses en barricas de roble francés. Muy bueno.

La verdad es que llegué con cierta reticencia ya que iba recomendado por alguien de quien no me fio mucho gatronómicamente hablando. La primera vez que fui me sorprendio la sobriedad y sencillez del local...con buenas referencias de vinos, aunque algo clásicas, en sus estanterías. Tomé una cervez y me sorprendieron de aperitivo con un par de puntas de solomillo con mostaza dulce. Me sorprendió sobre todo porque es uno de los platos de la carta.
Finalmente me decidi a probar. Solos en el salón mi mujer y yo. La camarera el día anterior me había recomendado reservar ante la previsión de lleno, pero en esta ocasión no fue asi.
De entrantes unas patatas revolconas y unos langostinos al parmesano con cebolla confitada. El solomillo con mostaz dulce para acabar. Todos los platos para compartir. Elegimos un Martue Crianza a un precio económico...16 euros...y dos postres exquisitos. Acabé con gin de Saphire.
El sitio es genial para una cena agradable y conocer cosas nuevas en la zona sur. Sitio de bien sin necesidad de desplazarse a la capital.
Recomendada su cuidada cocina y especial servicio, quizás también porque solo estábamos nosotros.
Prometo que volveré.

Como he comentado entramos por sorpresa y nos choco un sitio asi en un barrio de Fuenlabrada.Respecto a la comida creativa,moderna ,probamos la oreja crujiente y prensada buenisima ,las patatas revolconas muy logradas ,carta de vinos interesante.Un sitio a seguir muy de cerca.