Un wok para Fuente del Jarro.
Otro asiático del corte de los que se han venido a denominar popular y genéricamente como “woks”, y que están proliferando como setas, más concretamente como shiitakes…
En este caso, en Fuente del Jarro. Creo que han acercado estableciéndose en este enorme polígono, pues se trata de una oferta diferente, barata y rápida para los miles de trabajadores de las empresas adyacentes. La prueba del algodón: siempre tiene una buena ocupación, cualquier día de la semana.
El local es muy bonito, enorme (una nave industrial) y diáfano, separado en dos ambientes. Un área muy agradable a la entrada, junto a los ventanales, de mesas y banquetas altas de madera y, separado por plantas y lineales, la espaciosa sala, que es realmente coqueta y en cuya decoración destaca la iluminación ambiental que se resuelve con una fila larguísima de enormes lámparas de diseño en forma de pagoda.
Se trata de un chino-japonés-wok-teppanyaki que también incorpora el asador (ya está dejando de ser una novedad). Y el jamón. Y el queso.
La verdad es que la oferta es de lo más variopinta.
El sushi es relativamente variado, no así el sashimi, y están bastante ricos.
En el buffet tienes las típicas bandejas de “ternera con bambú y setas”, “cerdo agridulce”, “fideos fritos”, “arroz tres delicias”, etc… Hay unas gambas agridulces picantillas muy interesantes.
Otra zona con ensaladas varias y también la consabida sección de rollitos de primavera y demás fritos, bien nutrida, de calidad media.
Las bandejas más próximas al wok, al teppanyaki y al asador están repletitas de género crudo: verduras, carnes, embutidos, pescados y marisco.
He ido varias veces y en este establecimiento me ha gustado más la plancha que el wok, la manejan mejor a mi gusto.