Restaurante relativamente pequeño con el comedor en la bodega. El vino lo

Restaurante relativamente pequeño con el comedor en la bodega. El vino lo sitúan en una apartado climatizado a la vista tras el cristal. Servicio impecable y cocina moderna, de producto de calidad, elaborada sin originalidades pero con profesionalidad. Tomamos uno huevos poches con trufa blanca, ensalada de espárragos, vierias buenísimas y foie con mango. Para beber un Belondrade y Lurton excelente. Con un postre, 140 € 2p. Un poco caro.Carta de vinos vastíssima, también de wiskies y otros espirituosos. Estabamos sentados al lado de la bodega y pude ver muy cerca de la mesa tras los cristales un surtido de los mejores: Vega Sicilia, Pingus, Chateau Laffite y un venerado Petrus del 89 de precio astronómico (3000€).

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