Decepción campestre

Agradable casa de campo situada entre Almansa y Villena, buena opción para ir con los niños y disfrutar de un día soleado, una pena que la comida no este a la altura del lugar.

El interior del local es acogedor sin más, con distintos salones que dan cierta intimidad, aunque el trasiego constante de clientes con platos de un sitio a otro es algo molesto, a la vez que habitual por el tipo de servicio.

El menú consiste en buffet libre, a base de platos “internacionales”, como por ejemplo, pates, ensaladas variadas de verduras y de pasta, preparaciones frias de carne, platos con pasta, el único pescado que ví era un salmon con una especie de salsa, preparaciones varias con arroz………., unos 20 o 25 platos distintos, nada de producto. Todo ello lo van reponiendo según se agota.

En general todo bastante decepcionante, la pasta pasada de punto, y con un tomate realmente malo, las verduras de baja calidad y mal cocinadas, las salsas con regustillo a artificial, el pan de distintos tipos precocinado, el arroz salteado con un punto picante excesivo, todos los platos de bajo nivel y sin alma. Se salvan algo los pates, había uno de carne que no estaba mal y otro de berenjena pasable. Los postres siguen la misma línea, tartas de ración secas y más que empalagosas, la mayoría de chocolate, y una de confitura de naranja totalmente congelada por dentro.

Por lo que respecta al servicio, aunque amable, brillaba por su ausencia, nos teníamos que levantar para buscar algún camarero y pedirle una cerveza, la carta de vinos escueta 10 o 12 referencias, pedimos un Casa La Hermita de Jumilla, buen vino que se vio enturbiado por la nefasta calidad de las copas.

En definitiva, ganaría bastante si procediera con lo que es consonante por local y ubicación; chuletas, embutidos, huevos fritos……..etc, todo cocinado con unas buenas brasas, algo sencillo, apetecible, facil de hacer, recurrido cuando no se sabe cocinar y rico siempre que se disponga de un buen producto.

El precio es sin bebida.