Restaurante localizado en un pueblo del término municipal de Santander y ubicado en los bajos de un chalet en donde la carne la asan a la parrilla y siempre con madera, sarmiento , encina, roble depende de la carne y siempre a la vista del cliente. Tiene facil y amplio aparcamiento. Es un lugar al que van grupos familiares.
La mantelería, vajilla y cristalería son correctos. El servicio es atento y con ganas de agradar. Su decoración se acerca a la de un mesón castellano.
Eramos tres personas y tomamos 3 entrantes, platos al centro: Torreznos(3,25), eran de papada muy sabrosos, Rabas de calamar(7,25), ricas y con un buén punto de fritura. Ensalada mixta(6,75). correcta con atún, espárragos, huevo cocido, aceitunas negras y verdes. Todas las raciones fueran abundantes.
De segundo un chuletón de carne roja que pesaba 1,450 Kg.(40,00), carne bién infiltrada con la grasa, nos fué presentada encima de una pequeña parrila con brasas que finalizaban el punto de la carne. La pieza la hacen entera y la trocean y al estar cercana a la madera adquiere un punto especial que nos resultó muy agradable y sabroso. Muy buena carne, muy roja y correcto punto de blandura.
De postre: Arroz con leche(3,25), muy cremosa y rica, Leche de Sultan(3,75), es un sorbete de cava, limón y nata, estaba sabroso.
Acompañamos la comida con un 50-50 de Pago del Vicario añada 2006(16,00), resultó muy adecuado por su extructura y frutosidad, agua mineral y refrescos de cola.
La carta de vinos es la tradicional de esta zona, abundancia de Riojas, Riberas del Duero, algún Rueda, Albariño, Toro, Yecla, Tierra de Castila-Mancha.
En verano instala una terraza a la sombra de una gran encina.