Probablemente uno de los mejores japoneses de Madrid

Vaya por delante que a falta de probar pocos de "los grandes" (el KW es la única gran asignatura pendiente, me creo) en Madrid, este restaurante me dejó con las sensaciones que tuve cuando probé hace casi 20 años este tipo de comida en el coqueto DaiKokuYa de Nuevos Ministerios y, años más tarde, cuando me podía permitir ir con frecuencia al Suntori cuando éste era todavía el Suntori.
Dos cuestiones curiosas de este sitio frente a la mayoría de locales: tiene buen servicio de vino (sin malos entendidos: no tienen a un Alberto Redrado ni a una María José Huertas, pero sorprendentemente tienen algo más de la sota, caballo, rey), carta corta, pero con unos caldos muy interesantes, en particular los champagnes, con una excelente RCP (Andre Clouet, monovarietales o coupage bien seleccionado para este tipo de comida, a menos de 40 euros la botella)
Y, luego, los postres son soberbios, de altísimo nivel en relación con cualquier tipo de restaurante. 8 o 9 euros para unas pequeñas maravillas dulces.
Entrando en materia: servicio de sala discreto pero amable, sobresale mucho el jefe de sala respecto a sus compañeros.
La comida: excepcional, con una sola salvedad: la tobanyaki mixta, un plato con una horrorosa RCP.
El resto de platos, fantásticos. Particularmente gratificantes: el plato de caviar de salmón y vieira; el sashimi de uni (oricios), del que repetimos; el rollo de wagyu y la sopa Dobin Mushi.
Muy bueno también el surtido de 5 sashimi, los nigiris de lubina y los de cangrejo.
Una buena, pero discreta en comparación y casi fuera de lugar, ensalada wakame.
La plancha mixta, apenas unos pocos bocados a precio exorbitante, con un (1!) solo trozo de waygu.
Postres deliciosos, muy elaborados.
La comida fue con champagne (el ya mencionado Andre Clouet) y los postres con tres copas de Pendits Tokaji.
Tres comensales, 245,75 euros.