Muy cerquita de mis cuarteles de verano...

Cambio de propiedad. Ahora abren todo el verano.... lo cual es una zona de veraneo es lo normal. El restaurante es muy pequeñito... como apenas 5/6 mesas y su gran baza es la amplia terraza. Ahora en la cocina hay platos de la cocina catalana tradicional: guiso aranés, mongetes amb butifarra, escalibada.... y mantienen los arroces. Hay también bocatas y por las noches pizzas que elaboran a leña. Las cantidades son enormes... incluso los bocatas son gigantes... así que hay que controlarse con lo que se pide. Trabajan muy bien los embutidos. El servicio del vino casi no existe... copas flojitos y un blanco (Rueda, cómo no...) y un tinto es la única opción aparte de la cerveza. Servicio atento y muy amable. El menú de fin de semana cuesta 12€ pero comen 3 personas...