Tras leer los comentarios positivos de este nuevo proyecto de Quique Dacosta, nos decidimos a probar suerte. Poco más que añadir en cuanto al local y su atmósfera. El único pero que le pongo es la excesiva iluminación y la incomodidad de las sillas, elegidas, creo yo, más por su aspecto que por su función.
Somos dos y nos decantamos por el menú de tapas.
- Panes y demás, muy buenos (2 euros por persona).
- Yogur de queso con albahaca y piñones. Espectacular.
- Pizza al revés: la pasta por arriba, los ingredientes por debajo (mozzarella, tomates secos, bressaola, rúcula...). Lo más flojo.
- Langostinos rebozados. Muy buenos.
- Carpaccio de mero con huevas (creo que de pez volador pero quizá fueran de otro pez). Muy bueno.
- Huevo poché con morcilla. Suave y conseguido.
- Arroz caldoso con pulpitos y vieiras. Muy sabroso.
Dos postres:
- Helado de violetas (correcto).
- Y una especie de merengue de café muy rico.
La carta de vinos es amplia sin pasarse. Elegimos un chablis, Louis Latour (24€), bastante bueno. Los precios son comedidos.
El local, a las 22h. estaba repleto, lo cual, un martes por la noche es muy indicativo.
Quique Dacosta atiende personalmente a los comensales y se pasea por las mesas para interesarse. El resto del sevicio se desvive por hacer bien su trabajo pero quizá falte alguien más porque cuando el local está lleno se les ve apurados. En todo caso son muy amables.
En la mesa contigua a la nuestra se sentaron máximas autoridades municipales de la ciudad y Dacosta se pasó media cena atendiéndolos. No juzgo, sólo comento.
En resumen, es un sito para volver tanto por la calidad de la comida como por la inigualable RCP. El precio es sin vino.