Buena opción

Situado en la pintoresca localidad de Valdelateja, es una de las opciones más dignas de esta zona de Burgos, repleta de paisajes espectaculares, iglesias románicas de gran valor artístico, pueblos con encanto y, también hay que decirlo, restaurantes de medio pelo. El local, que toma el nombre de una ermita visigótica de la localidad, es pequeño y muy agradable, con paredes de piedra y vigas de madera. Si elegimos la planta de arriba, más luminosa, podremos contemplar desde las ventanas el bello entorno natural que le rodea. Su oferta, bastante reducida, es la típica de los asadores castellanos (lechazo, chuleta, solomillos y entrecot de vacuno, chorizo, morcilla, etc), con alguna aportación no habitual en este tipo de locales y unos postres caseros donde se nota el cariño de la cocinera a la hora de elaborarlos. Comimos Micuit casero de pato (muy bueno), Cabrejas con vinagreta de higos (se trata de una ensalada de queso de cabra rebozado con sésamo y regada con reducción de módena, que estaba buena, sin más), 1/4 de lechazo al horno (rico, pero lejos de los grandes: Mannix, Zute el Mayor, Las Casillas, Asados Alonso, Casa Brigante o La Encina), tarta de manzana (excelente) y arroz con leche (muy cremoso y agradable). La carta de vinos es corta, centrada en Riberas y Riojas, y las copas son adecuadas. Servicio atento y simpático.

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