Archiconocido mesón situado en un barrio a las afueras de la ciudad, deslocalizado por completo, de dificil acceso, y famoso por sus ingentes raciones, decoración casi cuartelera (sin malos modos, pero acostumbrada a lo que es), al igual que el servicio y el trato del vino. Típico lugar de celebraciones de empresa, de amigos, o el típico sitio al que llevar al familiar que todos tenemos en el que le importa más la cantidad, y el poder decir "no nos lo pudimos terminar", que la calidad. Aunque ésta dependa en gran medida del producto, y en algunos sea bastante aceptable, mientras en otros vaya un tanto más justa.

Pensado eminentemente para compartir, es lo que hemos hecho, unos entremeses a base de media fuente de calamares, un par de esparragos king size, jamón cortado estilo pueblo, un par de langostinos por barba, queso, atún en escabeche (12 €) que según el producto estaba mejor o peor, y evidentemente ha sobrado, una revuelto de setas (de paja), jamón y gambas (8 €), de calidad media (si tenemos en cuenta de dode estábamos), que por supuesto ha sobrado, y una de cordero a la brasa (16 €) que ha sido lo mejor, y que junto al asado o el chuletón, suele ser lo más recomendable del lugar, y que como habréis adivinado, ha quedado en el plato tanto ternasco, como patatas, como pimiento asado.

Junto con un botella de vino de la casa (Cariñena crianza a 8 €), gaseosa, agua, pan y cafés. 29 € por persona. Sitio mitiquérrimo, al qeu cualquier zaragozano de pro no debe dejar de visitar una vez en la vida, si no quieres que te miren como si vieran un extraterrestre diciendo ¿que nunca has estado en La Alberca ....?. A pesar de todo.