Típico asador situado en el centro de la capital alavesa Decorado con numerosas láminas de ambiente taurino y botellas de vino antiguas, dispone de una larga barra donde ofrece una amplia selección de pinchos de corte clásico y al fondo un comedor, dónde en un rincón se sitúa el horno de leña donde realizan sus asados. La disposición de las mesas demasiado optimizada.

La cocina es de corte tradicional, basada en la buena materia prima y los productos de temporada. La vajilla y cubertería funcionales. El servicio es atento y simpático.

La carta de vinos es bastante amplia, organizada por tipos y denominaciones de origen, pero centrada en los tintos riojanos y ribereños. La cristalería decente. Algunos vinos se conservan en armarios climatizadores. El servicio del vino se circunscribe a la apertura del mismo sin ningún ceremonial, se deja en la mesa y ahí finaliza su labor.

Nuestra experiencia fue para cenar y compartimos los platos al centro, con el fin de probar más cosas. Pimientos del cristal, puerros en vinagreta, anchoas al ajillo (fritas), cocochas de merluza, mollejitas de lechazo, ensalada de la casa y dos generosas raciones de un estupendo lechazo. Compartimos entre todos tres postres, todos ellos de repertorio clásico: tarta de manzana, flan y leche frita. Regamos esta cena con unas cervezas inicialmente y con cuatro botellas de un siempre fresco Murmurón, todo ello por 253.04 euros para seis comensales.