Así han denominado hoy en mi pueblo a la noche, pero la oferta es un tanto extraña, tiendas abiertas hasta las 10, kubatas a 4 euros..... ¿es eso una noche mágica? Un poco más de imaginación necesitamos para que las cosas cambien.
Así que nos decidimos a acercarnos hasta Vitoria-Gasteiz, hay un mercado medieval este fin de semana.
El entorno es espectacular, el casco antiguo de la ciudad es de lo más apropiado para celebrar algo así. Muchos puestos, cientos, mucha gente.
Nos encontramos con el puesto de queso y miel de Leire Ibarrola, de la quesería de Izoria, en el Valle de Aiara. Un queso que ha ganado varios concursos, un queso que está elaborado con pura artesanía, con el cuajo de sus propios corderos, con sal de las saliñas de Añana, sal sin añadidos adicionales que confieren al queso un sabor especial, a queso de los de toda la vida.
Nos dice que en el Bar Kupela, han inventado un pintxo denominado Gazcantharellus, se realiza con su queso y con una máquina artesanal, cortan unos trozos que tienen la forma exacta de la citada seta. Le añaden un poco de miel de la propia Leire y con un toque de temperatura y un canutillo, preparan un delicioso bocado.
Lo hemos acompañado con un txakoli de mi pueblo, de Beldui pero con un toque de carbono que lo hace ideal para refrescar la boca.
Nos acercamos luego a cenar al Matxete, en pleno centro del mercado medieval. Bonito restaurante. Mesas un tanto ajustadas de espacio y mantelería, vajilla y cubertería correctas.
Nos decantamos por una ensalada de tomate casero, un producto de primera calidad, carne tierna, pelados, con un aliño muy acertado, mira que yo no soy excesivamente tomatero pero muy, muy rico.
Luego pedimos un txuletón para compartir, con unas patatas fritas pero caseras, nada de congelados y unos pimientos rojos de primera.
La carne estaba exquisita, una pena no haber sacado una piedra caliente o algo para mantener la temperatura pero en su punto exacto, con el toque de sal ideal. Muy buena materia prima.
Ración más que suficiente para los dos. Kilo doscientos.
De postre una crema templada de arroz, una especie de arroz con leche pero más dulce, para mi gusto estupendo, goloso, muy en su punto el arroz. No golosos abstenerse.
Lo regamos todo ello con un José Pariente, por mucho que alguno piense que un txuletón con ese vino como que no, a mi me parece uno de los mejores verdejos que existen. Nariz afrutada al cien por cien, gusto muy similar y un postgusto largo,, muy largo.
Ración generosa de pan, eso sí cobrada a euro por barba.
Un café rico y una copita de Px para rematar ese dulzor del arroz.
En resumidas cuentas, una buena opción para visitar en la ciudad verde.

Se ubica en la pintoresca plaza del mismo nombre, en pleno centro neurálgico del casco medieval. El local, con paredes y bóvedas de piedra, tiene mucho encanto y se distribuye en tres plantas, contando además con barra de bar. Su especialidad son las carnes y pescados a la parrilla, pero su carta es muy amplia, teniendo en ella cabida muchos platos del recetario tradicional vasco. Además de la carta, disponen también de varios menús a buen precio. Como la visita se debía a una comida familiar, elegimos uno de estos menús, concretamente el de 38€ (iva incluido), que consistió en lo siguiente:
-Ensalada de patata con mejillones y vinagreta al jerez: nada especial, pero resultona
-Chopitos fritos: normalitos
-Revuelto de hongos: muy bien elaborado, pero los hongos estaban algo faltos de sabor
-Pimientos del piquillo con boquerones: buen género y excelente resultado
-Varios segundos a elegir: probé los txipirones a la plancha con cama de cebolla y el entrecot, resultando ambos muy buenos. Había además la opción de unas carrilleras y lubina.
-Degustación de postres caseros: tarta de queso con coulis de frambuesa, flan de huevo, tocinillo de cielo y mousse de arroz con leche, todos ellos muy ricos.
Para beber el menú incluía un tinto de maceración carbónica (Zintzo), que acompañó bien al menú. Como colofón, cafe. En resumen, comimos muy decentemente a un precio imbatible. Aunque no hicimos uso de ella, pues el menú llevaba ya un vino incluido, su carta de vinos es reducida, pero con cosas interesantes. Las copas no son las mejores, pero cumplen. El servicio es muy amable y paciente.