Céntrica y concurrida taberna, de decoración rústica, madera por doquier, dónde el más insignificante rincón se convierte en mesa o punto de apoyo dónde tapear.

El servicio es atento, dispuesto, bastante profesional y en número suficiente, como ya he dicho el local estaba abarrotado y los camareros a la vez que retiraban platos, copas y vasos, tomaban nota de la comanda.

La oferta culinaria es variada y diversa, suficiente para tapear o incluso comer a raciones o platos. La vajilla y cubertería funcionales.

En cuanto al vino, la oferta es variada y dispar, también ofertan vinos por copas que están algo subidos de precio, pero hay que tener en cuenta la costumbre granadina de acompañar a cualquier bebida solicitada con la tapa correspondiente, que además van variando, por lo que el resultado del precio final es muy competitivo. La cristalería decente.

Nuestra experiencia de tapeo, con dos cañas y dos vinos (Juan Gil Crianza. D.O. Jumilla), un salmorejo, una espuma de foie y pera y un montadito de jamón ibérico, además de las tapas adicionales acompañando la bebida, por 20.50 euros, los dos.

Recomendable, cerca de la catedral.